de Piertoni Russo.
El PSOE gana las elecciones 11 años después. Batacazo histórico del PP
España dice no al racismo, a la discriminación, a las deportación de los inmigrantes, a la legalización de las armas, a los sistemas educativos y sanitarios centralizados, a la persecución del aborto, a la ilegalización de los partidos independentistas y a la supresión de las autonomías, a la protección de la tauromaquia y de la caza. España dice no a un retroceso en los avances en ámbito cultural y social de los últimos quince años. Un país que hoy ha demostrado que no quiere volver al pasado y al conservadurismo.
Es cierto también que VOX irrumpe con fuerza en el panorama nacional y esto es un dato que no debe ser infravalorado. La extrema derecha demuestra también en España –el último de muchos países donde los partidos xenófobos siguen creciendo y sumando adeptos- que a nivel internacional está creciendo esta intolerancia hacía el extranjero, hacía un ser humano que se convierte en el invasor que solo roba y quita puestos de trabajo. Una tendencia anti-europeísta que además, demuestra que el proyecto intercomunitario no está funcionando. Y que lleva a la aparición de estas nuevas tendencias autárquicas y absolutistas que quieren imponer sus reglas férreas a costa de las libertades individuales y de los derechos humanos.
En las elecciones más desastrosas de la historia del PP -solo el 16,7% de votos y 66 escaños, y donde los demás partidos de derecha, VOX con el 10,3% (24), y el mejor valorado Ciudadanos que mejora el resultado del 2016 y llega al 15,9% (57) -los ciudadanos han sentido la necesidad de movilizarse en contra de este terrorífico bloque conservador y lo han demostrado en las urnas. Una participación del 75,75%, ocho puntos más alta que en las elecciones generales anteriores.
Unas elecciones rotundamente ganadas por el PSOE de Pedro Sánchez Pérez-Castejón, el presidente con siete vidas que sobrevivió a Susana Díaz y a los barones de su partido, que consiguió ganar una moción de censura a Mariano Rajoy y que, obligado a convocar nuevas elecciones por no haber recibido el respaldo de los partidos independentistas en la votación de lo PGE, supuestamente vuelve a la Moncloa con una coalición de gobierno formada por el mismo PSOE (123 escaños), Unidas Podemos (42) y con el apoyo –activo o pasivo- de los partidos PNV y ERC.
Una victoria que no permite gobernar sin los partidos separatistas catalanes, pero que debería hacer posible un gobierno bastante estable y de larga duración. De estas primeras hipótesis de coaliciones, queremos descartar un pacto de gobierno entre el PSOE y Ciudadanos, que durante la campaña electoral han excluido esta eventualidad, pero que sí sumarian si se aliaran entre ellos, sin necesitar el apoyo de los demás partidos.
Volviendo a un análisis de los resultados de estas elecciones, el pésimo resultado político del bloque de derecha (147) y el aislamiento de este mismo bloque por parte de los demás partidos políticos que entran en el Congreso, puede hacer sonreír a Sánchez, que destroza al Partido Popular, doblándole en votos y arrebatándole también el Senado, donde el Partido Popular tenía la mayoría absoluta.
Si hace unos meses, pensando en estas elecciones se presentía una derrota electoral para el bloque progresista, con una coalición de derecha que se preparaba a gobernar en “estilo andaluz” también a nivel nacional, estos resultados permiten confiar en un futuro más brillante, con el partido socialista que vuelve a gobernar once años después, y con una composición parlamentaria mucho más ventajosa para los partidos progresistas.
En la comparecencia de los líderes de Unidas Podemos, tanto Alberto Garzón como Pablo Iglesias reconocieron la victoria del PSOE y admitieron haber empeorado el resultado de su partido. Iglesias dijo haber llamado a Pedro Sánchez para comunicarle la disponibilidad de su partido para formar parte de un gobierno presidito por Sánchez. Por otro lado, dejó en el aire la respuesta del líder del PSOE y se declaró preocupado por una eventual tentación de Sánchez de poder formar un gobierno junto a Ciudadanos. Los mismos votantes del PSOE, reunidos delante la sede de Ferraz para celebrar la victoria, lo dejaron muy claro gritándole “sí, se puede” y “Rivera no”.
En las próximas semanas tendremos una visión más clara de lo que pasará. De momento, solo tenemos la seguridad de podernos alegrar por haber evitado que la extrema gobierne nuestro país. Esperemos que Sánchez no desilusione a sus votantes.