de Piertoni Russo.
Un rotundo éxito para la intensa experiencia de Toni Servillo en España. El actor italiano, recién ganador del Óscar como Mejor película extranjera con “La gran belleza”, dirigida por Paolo Sorrentino, llena los Teatros del Canal durante los 4 días de actuaciones del espectáculo teatral “Le voci di dentro” (Voces desde el interior), una obra del director y actor italiano Edoardo De Filippo, uno de los mayores hombres del teatro del siglo XX, fallecido en 1984.
Acompañado por el hermano Peppe Servillo – actor y cantante del grupo musical italiano Avion Travel – Toni Servillo aprovecha al máximo su permanencia en Madrid, presentando su última película, “Viva la libertá” (Viva la libertad), que se estrenará el 23 de mayo, y dispensando varias entrevistas, como la que concedió durante el encuentro con David Trueba y el público, en una de las actividades organizadas por el “Festival de Otoño a primavera”.
Le voci di dentro es una obra llena de significados, que describe la sociedad italiana de las décadas siguientes a la segunda guerra mundial. Catorce personas en el escenario para reproducir de forma hermosa la obra de De Filippo, una obra suspendida entre realidad y fantasía, entre comedía y tragedia, que cuenta una de las tantas historias de dimensión popular de la postguerra, cuando la moral dejó espacio a la indiferencia, y cuando todos se convirtieron en victimas aleatorias.
La pobreza, el miedo y las incertidumbres son los factores que convierten a todos en enemigos potenciales, hasta a los familiares más cercanos.
La historia de Alberto Saporito, que sueña el asesinato de un amigo y cree que el delito haya realmente ocurrido, cometido por sus vecinos. Vecinos que empiezan a culparse entre ellos, entre madre e hijos, esposo y esposa, entre sobrinos y nietos. Delito que nunca ocurrió, pero que pone el marcha el terrible mecanismo de la sospecha, que no salva tampoco a los familiares más queridos.
En una escenografía muy simple, pobre de detalles, que reprodujo perfectamente el ambiente doméstico de las familias de postguerra, se desarrolló una obra encantadora, que dejó paralizados a los espectadores durante los 110’ de actuación, hasta que el telón se cayó y calurosos y repetidos aplausos agradecieron a los actores por las emociones extraordinarias que le habían regalado.
La expresividad de los actores fue lo que más impresionó a los presentes en la sala. Una forma distinta de actual, la de la escuela italiana, que da más espacio a la expresión facial y a una gestualidad llevada al extremo.
La cara de Carlo Saporito, el hermano de Alberto, interpretado por Peppe Servillo, es de una expresividad impresionante. Sus cambios de rostro son capaces de comunicar al público una cantidad de estados de ánimos innumerables. Un actor, Peppe Servillo, que mejor representa la escuela de teatro clásico napolitano que tiene como su mayor representante Edoardo De Filippo. Un hombre que, a casi treinta años de su fallecimiento, sigue enlazando su nombre a la palabra “talento”.