de Piertoni Russo.
Un encuentro de dos horas y media, con muchísimas divergencias e infinitas tensiones.
Mariano Rajoy y Artur Mas se reunieron el pasado 30 de julio en la Moncloa para debatir sobre una posible línea común respecto al futuro de Cataluña. Un tema muy complicado, donde Gobierno de España y Generalitat de Catalunya difícilmente llegarán a coincidir.
El presidente de Cataluña, Artur Mas, llegó a la Moncloa redimensionado por el escándalo que concernió al ex-presidente de Cataluña, Jordi Pujol, fundador de Convergéncia Democrática de Cataluña (CDC) y de Unión Democrática de Cataluña (CIU) – la coalición de la que Mas es presidente – y alma del proceso independentista catalán. El pasado 25 de julio Jordi Puyol reconoció haber ocultado a Hacienda, durante 34 años, un dinero ubicado en el extranjero. Una confesión de evasión fiscal que le obligó a renunciar al título honorífico de presidente de CIU, como también al sueldo y a la oficina que tenía asignada como ex presidente. El lema de los independentistas catalanes, ”España nos roba”, se volvió en el principal exponente político del independentismo catalán.
Antes de llegar a Madrid, Mas subrayó que Pujol sí que es un padre del independentismo catalán, pero lo que da fuerza a Mas no es Pujol, sino el deseo de independencia de los catalanes. CIU ha recibido un golpe muy duro, pero Mas quiere evidenciar la diferencia entre Pujol – el pasado del partido – y él y sus colaboradores, que son el presente y el futuro del proceso de independencia de Cataluña. El líder catalán – durante la rueda de prensa – recordó que cada partido político en España tiene algún asunto pendiente con la justicia. Admitió que el asunto Pujol, electoralmente tiene un coste, pero, de momento, no hay sentencia alguna y – concluyó – es la justicia la que debe investigar sobre el asunto.
Durante el encuentro con Rajoy, el líder de CIU recibió nuevamente un rotundo no a la consulta sobre la independencia de Cataluña que se debería celebrar el próximo 9 de noviembre. Una consulta que Rajoy, todo el PP y el PSOE, liderado por Pedro Sánchez, están seguros que no se celebrará, porque es anticonstitucional y por tanto ilegal. Mas sigue convencido de que la consulta se celebrará. En la rueda de prensa ofrecida en el Centro Cultural Blanquerna, sede madrileña de la Generalitat de Catalunya, Artur Mas admitió, sin esconderse que, en este sentido, el encuentro con Rajoy había sido un fracaso. Recordó a Rajoy que la consulta se celebrará porque es la única solución democrática para conocer la voluntad de los catalanes. Sin consulta – dijo – no habría otra solución estable y, por tanto, buena. Por otro lado, rememoró a Rajoy que su partido tiene la mayoría democrática en Cataluña para poder convocar y hacer la consulta.
Lo que Artur Mas reprochó a Mariano Rajoy fue la falta total, por parte del estado español, de propuestas alternativas a la consulta; la que se ha venido denominando “la tercera vía”, y que, según Mas, debería formalizarse por medio de una propuesta del estado español. El presidente catalán dijo que los catalanes han pasado toda la vida haciendo propuestas, que siempre han sido rechazadas por España. Ahora sería el momento de que el gobierno central propusiera algo en concreto a Cataluña – propuesta que, lamentablemente, durante el encuentro entre Mas y Rajoy no se formalizó.
Al político catalán no le quedó otra que pasar a otros temas, entregando a Rajoy un documento de 23 puntos donde presentó sus peticiones.
La mayoría de estos puntos tratan temas económicos. Ante todo, la necesidad de recuperar el poder adquisitivo de los empleados públicos de Cataluña, que son los que menos cobran dentro del Estado español.
Especial importancia se dio a la Sanidad y la Ley de Dependencia. Mas expresó muy claramente a Rajoy que Cataluña ya no está dispuesta a hacer más recortes en algunos sectores – sobre todo el sanitario – porque corre peligro la calidad de los servicios básicos. La situación ya está al límite y no se puede seguir recortando.
Entre los otros puntos más relevantes, llegaron las criticas a la LOMCE o Ley Wert, considerada por Mas absurda. Se subrayó la necesidad de mantener el modelo lingüístico previsto en el Estatuto y en la Ley de Educación de Catalunya.
Finalmente, el problema de la infraestructuras, donde el gobierno central – según Mas – tiene deberes pendientes con Cataluña, como la conexión de carreteras y ferrocarriles de los grandes puertos de Barcelona.
Parece que Mas haya intentado cambiar su estrategia política, esperando que un futuro clima de diálogo abierto entre el gobierno central y el catalán pueda llevar a aceptar, por parte del gobierno de Rajoy, por lo menos, algunos puntos de este documento. Éste, sería ya un resultado muy positivo para los catalanes, y podría ser la clave para aplazar la consulta y evitar un choque violento entre dos “mundos” que no consiguen encontrar un punto de encuentro.