Sus obras están llenando el mundo de color. Okuda nos abre las puertas de su estudio Factory of Dreams, para contarnos su historia.
– ¿Cómo empezó tu carrera como artista urbano?
Han pasado 30 años desde que empecé a pintar en la calle. Las primeras fueron pintadas ilegales y con un planteamiento no tan artístico, sino más de plagar toda una ciudad. Se trataba de hacer algunas composiciones artísticas, pero más de poner tu nombre; lo que es propiamente graffiti.
Esta etapa me dio unos valores que luego me han formado como persona. Siempre digo que mi formación viene de la época académica junto con la de la calle. A nivel profesional, cuando me mudé a Madrid es donde empecé a hacer algunos trabajos comerciales, a viajar por el mundo y también a ir a eventos de street art.
– ¿Qué intentas transmitir a través de tu arte?
En un principio, como te decía, eran más letras, que luego poco a poco se fueron geometrizando. En los años de la facultad hacía una especie de surrealismo, y luego se fue geometrizando con esta visión casi fractal que tengo.
Lo que intento transmitir, son temas muy existenciales, y universales, como es el existencialismo, el sentido de la vida, la libertad, y sobre todo la diversidad.
En este momento, estoy preparando mi exposición para Bangkok, para la galería Over the Influence, en enero, y estoy en un momento de cambio. Quiero llevar toda mi obra hacia otro camino. De hecho, estoy extrayendo mucho la obra, o sea, sintetizando muchas partes. Por ejemplo, hay una escultura que estoy haciendo nueva que puede recordar a las piezas de graffiti del principio, pero de alguna manera es como una especie de explosión entre mis estrellas del caos y una parte más orgánica de mi trabajo.
Últimamente, intento ser fiel a lo que yo estoy viviendo como ser humano. Somos la generación que está viviendo el cambio del mundo físico al mundo virtual, y este cambio de alguna manera se ve reflejado en mi arte. Por ejemplo, con las instalaciones caleidoscópicas que propongo o con el videojuego que estoy haciendo. Creo que mi arte va hacia allá y de alguna manera, tanto en mis shows como en todos los proyectos nuevos que hago, se está notando este cambio. Somos el puente de unión entre el pasado y el futuro.
– Hablando de tus obras de tus primeros años, hasta es complicado entender que se trate del mismo autor. ¿Cómo ha evolucionado tu arte en ese sentido?
¿Tú crees? Bueno, por lo general se ve una evolución muy lenta y un cambio como muy progresivo.
Con respecto a mi evolución, empecé a entender el color como eje principal. El color y la geometría como eje principal de mi identidad y de mi evolución. Además de sufrir esta geometrización y ese filtro de color que veo ahora.
– Tu arte es color. ¿Cómo vivirías en un mundo sin color?
En muchas ocasiones he estado pintando en ciudades y en lugares donde realmente he notado el sentido a lo que yo hacía.
Es decir, que necesitaban ese color, especialmente para las personas que viven ahí y para las generaciones que nacen en esos lugares. Por ejemplo, en ciudades como Kiev, que son muy oscuras, o en todos los países del norte o del este, donde construyen edificios de veinticinco pisos que siempre tienen una fachada sin ventanas. Imagínate lo que te pueden transmitir esos gigantes grises en comparación a una ciudad llena de murales.
En Kiev, un amigo, Oleg, era el que organizaba todos estos murales. Llegó a hacer casi ochenta murales. Y claro, cambió totalmente la ciudad.
En cambio, en España, por ejemplo, en Barcelona o en Cádiz, el ambiente es cálido, con edificios bajos, y con una la luz maravillosa. Las casas no son grises. Y aunque tengan murales, casi no les hacen falta.
De alguna manera, mi misión en el mundo es luchar contra este color gris.
– Hay artistas “paracaídas”; los que llegan con una obra ya preconcebida y la pintan en una pared de una ciudad, sin preocuparse por el entorno y sin hacer un estudio previo del barrio donde van a pintar. Tú, ¿intentas relacionar tus obras con estos lugares o con las problemáticas de estos barrios?
Artistas paracaídas, dices. Es gracioso. Sí, cae allí, su obra cae allí.
Es obvio que mi lenguaje tiene mucho contraste con el entorno, obvio. Es casi contradictorio, porque si los edificios son grises, yo le pongo todos los colores. En este sentido sí que no me preocupa el entorno porque quiero diferenciarme del entorno.
Pero es verdad que me gusta llegar, vivir en el entorno, empaparme y de alguna manera inspirarme. No me gusta hacer bocetos antes de llegar. Llego al lugar, siento el lugar y empiezo a marcar la composición y el propio avance de la obra me dice cuáles son los siguientes pasos de la obra. ¿Entiendes? Nunca repito bocetos, nunca.
– Estás en un muy buen momento y las paredes de Madrid se están llenado de tus obras. Eres un artista que en Madrid está bien visto por las instituciones y te están encargando muchos trabajos. Tú que vienes del arte urbano, de la pintada ilegal, ¿cómo vives esta relación con las instituciones?
La verdad es que llevo treinta años de carrera, y noto este cariño en España, o de alguna manera, este contacto más directo con las instituciones. Me han surgido varios proyectos en España en los últimos cinco años.
Estoy muy contento de que me surjan cosas en mi país, sin tener que viajar siempre a todos los sitios, y aunque siga viajando, aquí me siento querido.
Tengo un equipo que se encarga de todas estas relaciones, yo sólo voy a pintar, o sea, no voy a ninguna reunión, odio ir a reuniones, no me gustan.
Quizás vaya a alguna reunión creativa, pero normalmente tengo mi equipo, que trabaja para ello, y yo estoy centrado totalmente en la creatividad.
Al final, aunque trabaje con las instituciones, mi mensaje va a ser el mismo, y mi persona también. Creo ser súper coherente y súper transparente, independientemente de que encajen mis valores y mi mensaje con algunos de los colores que representan las instituciones.
Quiero decir que yo soy fiel a mí mismo, y al final las instituciones son un engranaje más para que surjan los proyectos.
Es obvio, las instituciones son imprescindibles para que surjan los proyectos.
– Hace poco volviste a colaborar con Bordalo II, con un nuevo trabajo en Chelas, en Portugal, después del mono de Lavapiés, de 2019. ¿Cómo nacen estas colaboraciones entre los artistas?
Habitualmente nos conocemos en los eventos de Street Art por el mundo. Entonces, de coincidir y de tener una buena relación, al final, nacen estas colaboraciones totalmente orgánicas. Creo porque compartimos valores y compartimos mensajes. Y nos divertimos mucho creando juntos.
– Has trabajado en varios países. ¿Hay alguna experiencia o proyecto internacional que te haya marcado especialmente?
He viajado mucho a la India y he hecho proyectos muy variados. Por ejemplo, he pintado el exterior de un tren por completo, porque allí la gente pasa tres días en el tren; entonces, creo que era una maravilla porque es como una obra andante que nunca para. Creo que las experiencias vitales que me he llevado de la India han sido maravillosas. Me gusta tener obras en paises más pobres, donde los que me llevo no es una compensación económica, sino experiencias personales y gratitud de las personas que están allí.
Creo que India me ha impactado bastante ,y África también.
– ¿Qué artistas urbanos valoras en la actualidad? ¿Qué te gusta de sus trabajos?
Artistas urbanos que ahora son artistas contemporáneos porque, quiero decir, yo ya me siento artista contemporáneo. Para mí la gran referencia en España es Felipe Pantone.
Ahora va a inaugurar Casa Axis, donde voy a llevarle algunas piezas y todos los amigos de Casa Axis van a proponer algo para este lugar maravilloso que Felipe está montando. ¿Qué me gusta de sus trabajos? Yo creo que es la perfección absoluta.
Ha desarrollado una identidad única, maravillosa, que va entre lo digital y el mundo real.
Además de Pantone, me gustan los trabajos de Sixe Paredes, de Nano 4814, de Os Gemeos, de Daniel Muñoz “San”, entre otros.
– Okuda es color, pero vivimos en un mundo incoloro. Los conflictos actuales, el genocidio del pueblo palestino, las discriminaciones a emigrantes o a colectivos LGTBIQ+. ¿Cuál es tu punto de vista con respecto a estas problemáticas?
Jamás entenderé cómo se está permitiendo este genocidio. Hay cosas que no entiendo del mundo actual. Muchas.
Entonces, intento no ver las noticias. Desde la pandemia, para no contaminarme de alguna manera. Intento estar metido en mi película, en mi nube, aunque me entero a veces de cosas.
Me entero de cosas, pero intento no buscar la explicación a lo totalmente incongruente que está el mundo y a lo inhumano que está. Creo que estamos en un momento de cero humanidad, de cero sentimientos.
– Hoy estamos en Factory of Dreams, tu propio espacio de creación. ¿Cómo llegaste a la decisión de abrir ese espacio?
Tengo estudio mío propio desde hace 10 años. Antes pintaba en mi casa porque era estudiante y tenía un espacio muy pequeño. Luego me cambié a un espacio más grande. Sin embargo, con la pandemia nos echaron porque querían abrir un outlet de motos y tuvimos que alquilar otro espacio, en Villaverde. Así que decidí comprar un espacio para ahorrar dinero. Y encontramos este espacio que era un parking, lo tiramos todo y lo hicimos de nuevo. La verdad que estoy feliz de estar aquí, de tener este espacio maravilloso.
Muchas veces me he planteado vivir en otra ciudad, como Nueva York o Hong Kong, pero al final me he decidido por la luz de Madrid, por todo lo que ocurre en Madrid, y creo haber hecho muy bien en quedarme aquí. Además, Madrid está muy bien para viajar, porque estás entre América y Asia.
– Si uno se mete en tus redes sociales, puede ver cómo estás grabando de manera continua con tu móvil. ¿Cuál es tu relación con esta herramienta? ¿Por qué lo grabas todo?
Mira, créeme, es que creo que todos los proyectos vienen por las redes. Es una manera de comunicar tu trabajo. Entonces las redes son una herramienta maravillosa para mí como artista.
Y, además del trabajo, también me gusta usar las redes como diario. Para mostrar la coherencia de mi vida. Es como ser totalmente sincero y transparente con los seguidores.
– ¿Nos puedes hablar de un proyecto/sueño que te ilusionaría especialmente llevar a cabo?
Pues mira, tenemos varias locuras que se nos han metido en la cabeza. Por ejemplo, las tres chimeneas que están en Barcelona. Estamos en conversaciones. A veces me encapricho y me enamoro de ciertos espacios. Ayer me enseñaron una locura que hay en China. Creo que hay 700 castillos de Disney abandonados. Alguien se puso a construirlos y los abandonó. Ese tipo de sitios me parecen maravillosos, para mí son tesoros. Me encantaría de repente visitarlos, transformarlos.
Otro proyecto es para 2026, para el 30 aniversario de mi carrera. Ya he cerrado una expo en CEART.
– Si pudieras pintar uno de los monumentos o edificios más importantes de la historia, ¿qué pintarías?
La verdad es que estos monumentos ya de por sí tienen una fuerza increíble. Creo que están perfectos como están. Jamás les tocaría. En estos monumentos quizás lo que haría es un mapping o una proyección.
Yo creo que hay que tener respeto también a todas las grandes maravillas del arte. Por eso soy artista.