El grupo de comunicación ATresMedia celebra el penúltimo debate antes de las elecciones, y el último con más de dos representantes de partidos políticos. Lo hace bajo el calificativo de “decisivo”. La cantidad de autopromoción que han hecho sus cadenas pone el listón muy alto sobre la repercusión que deberá tener. Tras la última encuesta del CIS, hay alrededor de un 20% de indecisos, por lo que de alguna manera se busca conectar con esa parte de la población que será clave.
A diferencia de los otros debates que se han celebrado, en este hay un representante de los cuatro principales partidos políticos. Sin embargo, no todos son candidatos a la presidencia del gobierno. Mariano Rajoy se escaquea, una vez más, y pone en su lugar a la vicepresidenta en funciones y número dos por el PP en Madrid, Soraya Sáenz de Santa María. Pablo Iglesias y Albert Rivera hacen pleno en los debates a los que se les ha invitado, y para Pedro Sánchez, será su segundo. Desde Izquierda Unida y UPyD se muestran indignados de que ninguno de sus líderes esté invitado.
El formato del debate es interesante e inédito. Los candidatos lo afrontan sin conocer las cuestiones, únicamente los dos bloques temáticos: Economía y Bienestar, y reformas institucionales. Los periodistas moderadores, Vicente Vallés y Ana Pastor, hacen preguntas en cada uno de los bloques y repreguntan si consideran que no se ha contestado. El plató no es nada parecido a lo habitual ya que no hay atriles y tampoco pueden estar sentados. Tampoco hay en el plató ningún cronómetro para controlar los tiempos.
El primer bloque económico ha estado muy centrado en atacar la gestión del PP en esta última legislatura, algo de lo que su candidata se ha defendido diciendo que las medidas adoptadas eran las que requería la situación. Los candidatos han tratado de explicar sus propuestas, aunque no profundizan en ellas. En materia de impuestos son amplias las diferencias. Mientras que por parte del PP y Cs se quieren bajar – no de la misma manera- Podemos dice querer aplicar su reforma impositiva de manera proporcional, PSOE mantiene su postura de no poder bajar impuestos.
En tema de educación se les ha preguntado sobre un pacto de Estado necesario para romper con las constantes reformas que han elaborado PP Y PSOE. Cs es firme en esa cuestión y dice querer encabezarlo, mientras que PSOE dice querer empezar por reforma la actual. La siguiente cuestión abordada han sido las pensiones. Aquí Cs se acerca más al PSOE coincidiendo en recuperar los Pactos de Toledo. Podemos ha señalado que se debe apostar por el empleo y por la investigación. La fórmula del PP es tener la seguridad de que en cuatro años haya 20 millones de personas empleadas. Por último, en cuanto al paro todos han arremetido contra la reforma laboral del PP que favorece la precarización del trabajo y facilita los despidos. De aquí no han salido tantas propuestas claras como reproches. Un ejemplo es la ambición de Iglesias y Sánchez por calificar la propuesta del contrato único de Cs como un aliciente para continuar con la precarización.
El segundo bloque ha comenzado por la corrupción, por lo que es obvio que hayan llovido los ataques a la representante del PP, la cual se ha señalado que se han tomado las medidas necesarias y que su partido ha dado muchas explicaciones. Sánchez se ha remitido a señalar lo que ha conseguido su partido. Iglesias propone reformar la constitución para prohibir las puertas giratorias y Rivera se centra en una comisión de mercado y un tribunal de competencia. Este tema ha conducido a la financiación de los partidos en el que solo el líder de Podemos ha señalado que no era a partir de los bancos. En cuanto a la estructura de partido todos excepto el PP han estado de acuerdo en que se deben hacer primarias. En relación al sistema electoral únicamente Podemos y Cs se han mostrado conformes a cambiarla.
El tema de Cataluña se ha solucionado rápido con las preguntas de los moderadores. Rivera ha presumido de su proyecto común para España. Sánchez defiende un proceso constituyente hacia un Estado Federal. Sáenz dice que la misma constitución señala la indivisibilidad del territorio. E Iglesias se muestra a favor de hacer un referéndum. En el tema de la violencia de género parece que es el único en el hay cierto consenso en los argumentos, aunque disparidad en las propuestas. En materia terrorista Iglesias es el único que discrepa de sus adversarios y se muestra en contra de las intervenciones militares en tierra Siria.
En conjunto el debate ha estado bien organizado y bien presentado. Los líderes han estado en las mismas condiciones y, más o menos, han intervenido equitativamente. Sin embargo, no ha resultado un debate constructivo porque lo primero que se ha pretendido es que cada partido resuma el conjunto de sus propuestas en determinados ámbitos. La falta de tiempo provoca que no se profundicen más los argumentos de uno mismo, y que se aproveche las intervenciones para criticar lo del otro, cosa que no es menos importante, pero que no funciona no se conoce detalladamente la propuesta. Más allá de ganadores o perdedores se tiene que sacar en claro de un debate qué es lo que quieren hacer los partidos y cómo lo van a hacer. Y en éste no lo han conseguido hacer. Sí que se ha conseguido hacer una gran espectacularización del debate. Desde el seguimiento de los candidatos hasta el hecho de que haya una tertulia previa y una después. Se ha pretendido desde el grupo de comunicación organizador que el debate fuera más como un programa de entretenimiento que como un programa político.