Hoy en día en el mundo occidental la principal causa de muerte en la población adulta deriva de patología cardíaca, principalmente cardiopatías isquémicas, o comúnmente conocidos como infartos. Este porcentaje de muertes se vería altamente reducido si se realizaran medidas de socorro en el menor tiempo posible. En este punto entra en juego la cadena de supervivencia, que consiste en una serie de actuaciones que se llevan a cabo ante una emergencia.
Es sábado por la noche, y vas caminando por una calle solitaria y de repente te encuentras a una persona tirada en el suelo. ¿Qué es lo primero que haces? La mayor parte de la gente respondería comprobar si esta persona tiene pulso, lo cual es un error y pone de manifiesto la necesidad de que todo el mundo conozca la cadena de supervivencia, ¿ya que cuantos de nosotros somos capaces de encontrar un buen pulso? La respuesta a esta pregunta es, solo el personal sanitario y una pequeña parte de la población que quizás ha podido realizar un curso de RCP (reanimación cardiopulmonar). A continuación, lo siguiente que haría una persona que no conoce el protocolo correcto es llamar a la ambulancia, y mientras tanto “esperar a que venga sin hacer nada”, lo que también es un error puesto que, por cada minuto que pasa sin maniobras de RCP, disminuye en un diez por ciento la probabilidad de supervivencia en esta persona.
Según las estadísticas del Ministerio de Sanidad, en nuestro país “las enfermedades cardiovasculares, son la causa de muerte predominante. Entre ellas, la enfermedad isquémica causa el 8,6% del total de defunciones en España”- Si de aquí derivamos las estadísticas de muertes causadas por no haber realizado maniobras de RCP a tiempo, los datos pueden escandalizarnos: De todas las paradas cardiorrespiratorias producidas en España, 164 de cada avisan a tiempo a los servicios de emergencias, de estas 60 son atendidas a tiempo por un SVA (soporte vital avanzado), de las cuales 20 llegan al hospital para ser tratadas, dos de ellas consiguen sobrevivir durante su estancia en UCI (unidades de cuidados intensivos) y de estas dos, una de ellas tiene una supervivencia mayor a seis meses.
Como podemos observar, los datos son alarmantes, sin embargo ponerle remedio a esta situación es relativamente fácil y sencillo. Muchas personas piensan, que realizar un masaje cardíaco es cosa del personal sanitario y que es algo complicado, pero en realidad, es un proceso simple, que consta de unos conocimientos básicos y aunque puede que esa persona no se salve pero, de lo que sí podemos estar seguros es de que “le estamos comprando tiempo”.
Pero, ¿de dónde sacamos dicho tiempo? Podemos comenzar por preguntarnos, cuál es el procedimiento y los pasos a seguir ante una emergencia.
A esto es lo que denominamos cadena de supervivencia y comienza justo en nuestro punto anterior, cuando encontramos a una persona tirada en el suelo. Lo primero que debemos hacer no es tratar de encontrar el pulso, ya que esto puede inducir a error y no todo el mundo, aunque creamos que sí, sabe reconocerlo. Lo primero que debemos hacer es saber si esta persona responde o no, es tan sencillo como llamarle, moverle sin desplazarle o incluso darle algún que otro pellizco, si tras esto, sigue sin responder, decimos que esa persona está inconsciente. Lo siguiente que debemos saber es si respira o no, para ello simplemente tenemos que acercarnos y comprobar si se le moviliza el pecho o escuchamos la respiración. A esto tenemos dos respuestas posibles, si respira lo colocaremos en posición lateral de seguridad, maniobra muy sencilla por la cual se evita que la persona se atragante o que su lengua caiga hacia atrás debido a la inconsciencia (no se la traga, esto es un mito) y una vez colocado de lado llamamos a los servicios de emergencia 112; la otra posibilidad es que la persona no respire e inmediatamente lo que debemos hacer es llamar a los servicios de emergencia lo primero (si estamos solos) y comenzar las maniobras de RCP, siendo una parte fundamental para la supervivencia de esta persona. Si hay más personas, una debería comenzar las maniobras mientras la otra avisa.
Estas maniobras son relativamente sencillas de ejecutar. Consisten en comprimir el tórax y realizar un boca a boca para insuflar aire (ventilaciones), debemos realizar 30 compresiones, seguidas de dos ventilaciones. Para realizar las compresiones solo hay que colocar ambas manos una sobre otra en el centro del pecho y presionar con todo el peso de tu cuerpo, debemos conseguir deprimir el tórax sin causar daños óseos en las costillas o el esternón. De tal forma suplimos la función que realiza el corazón bombeando la sangre y sobre todo consiguiendo que el cerebro se oxigene. Es importante que los codos estén completamente estirados para no cansarse, dado que la RCP se realiza hasta que llegue la ambulancia o un desfibrilador automático. En cuanto a las ventilaciones, es opcional ya que no todo el mundo quiere realizar el boca a boca a un desconocido, con comprimir bastaría aunque ventilar sería más beneficioso.
Otro aspecto a considerar en estas maniobras sería la opción de localizar rápidamente desfibriladores automáticos (DEA), el problema es que no disponemos de ellos en todos los espacios públicos y su uso precoz es clave para la supervivencia de la persona. En el caso de disponer de ello, los pasos a seguir vienen indicados por el DEA a través de una voz que emite la máquina. La posición donde se debe colocar las pegatinas de los electrodos viene indicada en el mismo, por lo que cualquier persona no sanitaria podría utilizarlo. Una vez colocados se enciende la máquina, la cual realiza un análisis del ritmo del paciente, y te indica el momento justo para presionar el botón y autorizar la descarga, y cuando reanudar las maniobras de RCP.
Como conclusión, se plantean diferentes soluciones a los principales problemas que nos podemos encontrar a la hora de atender a una persona inconsciente.
Es de vital importancia que el mayor número de ciudadanos sea capaz de reconocer a toda aquella persona que no responde y no respira y por consiguiente pensar que se trata de una PCR para avisar de inmediato a los servicios de emergencias y mientras realizar una RCP de calidad en espera de un DEA o de la llegada la ambulancia.
Según el punto anterior, sería necesario, por no decir imprescindible instalar desfibriladores automáticos en todos los espacios públicos posibles, de esta manera podríamos realizar una desfibrilación precoz por cualquier persona no sanitaria y así aumentar las posibilidades de supervivencia del inconsciente.
Por otro lado, como se puede apreciar en este artículo, la instrucción en cadena de supervivencia y en la realización de maniobras de RCP es básica, y sencilla, tanto que se debería de instruir en colegio, institutos u otros ámbitos sobre cómo avisar y cómo proceder, mostrando y explicando tanto la teoría como la práctica con un maniquí. De esta forma las personas no solo conocerían el concepto de infarto o paro cardíaco, sino que serían capaces de contribuir a esa ganancia de tiempo y posiblemente podrían salvarle la vida a esa persona.