de GUILLERMO LUNA GONZÁLEZ.
Corría enero de 2014. Unos jóvenes politólogos, sociólogos, psicólogos y alguna que otra personalidad reconocida del mundo de la cultura se reunieron en el madrileño barrio de Lavapiés con la idea en mente de crear un nuevo partido político en el que la ciudadanía centrase el grueso de los debates, de las actuaciones y de las decisiones. Esta nueva formación tenía la intención de llevar a las instituciones el espíritu del 15M. Pretendían aprovechar el máximo apoyo que tuvieron estas movilizaciones en toda España para desbancar del poder a los dos principales responsables de la situación tan desfavorable que se vivía en España: PP y PSOE. Sus políticas neoliberales estaban destruyendo el preciado estado de bienestar del que tan orgullosos nos sentimos. El descontento y malestar en las calles era palpable con manifestaciones, concentraciones y protestas prácticamente a diario por los escandalosos recortes (o hachazos) que los populares estaban acometiendo en los tres pilares básicos de una sociedad democrática y moderna: sanidad, educación y pensiones. Por no hablar de la subida de impuestos a las clases trabajadoras, mientras paralelamente el porcentaje de ricos en España aumentaba exponencialmente, o los continuos casos de corrupción que día sí, y día también salpicaban a los dos grandes partidos de este país.
Sin duda, era el perfecto campo de cultivo para el nacimiento de un nuevo partido que recogiese esa indignación ciudadana, pues IU, tradicionalmente considerada la fuerza opuesta al bipartidismo, no atravesaba su mejor momento al no lograr convencer a la sociedad de que la alternativa neoliberal pasaba por sus siglas. Pues bien, en este escenario político nació PODEMOS con la idea de presentarse a las elecciones europeas que se iban a celebrar en el mes de junio bajo el liderazgo de Pablo Iglesias y la colaboración especial del ex fiscal anticorrupción, Carlos Jiménez Villarejo.
La historia y evolución de PODEMOS desde su creación es sobradamente conocida por todos debido a la incesante cantidad de información (o críticas) que nos llega por los diferentes medios de comunicación. El partido de Pablo Iglesias (si bien no fue uno de los firmantes en un primer momento) logró cinco eurodiputados y 1.200.000 votos. Fue un resultado histórico para un partido recién creado, superando a UPyD (4) y quedándose a un eurodiputado de IU, el partido más afín ideológicamente a PODEMOS. Los meses siguientes a las europeas supusieron un progresivo aumento en intención de voto, llegando a finales del 2014 a situarse como la primera opción de los españoles en el caso de que se celebrasen unas elecciones generales. Sin duda, PODEMOS había calado profundamente en la sociedad y había roto el tablero político conocido hasta el momento, donde el turnismo imperaba a sus anchas.
Sin embargo, la llegada del 2015, que prometía ser ‘El Año del Cambio’ para los autodenominados ‘podemitas’, empezó con el pie izquierdo. Tras la multitudinaria Marcha del Cambio del 31 de enero, que logró concentrar a millones de españoles en las calles del centro de Madrid, el apoyo a PODEMOS fue disminuyendo paulatinamente. Los continuos ataques de la presa y de sus adversarios políticos comenzaron a hacer mella en el electorado de dicho partido. La formación morada tampoco logró defenderse de forma muy acertada de las críticas recibidas, dejando abiertos muchos frentes que daban pie a la duda o la ambigüedad, como la condena del terrorismo o la presunta financiación de Venezuela, pasando por el problema fiscal de Monedero con Haciendo o de Errejón con la Universidad de Málaga.
Sea como fuere, llegaron los primeros comicios electorales en Andalucía, donde PODEMOS mediría el apoyo que la sociedad seguía depositando en ellos. Los sondeos previos auguraban unos más que dignos 20 escaños, que finalmente quedaron reducidos a 15, convirtiéndose en la tercera fuerza política andaluza muy por encima de IU y Ciudadanos, pero también muy por debajo del PP y PSOE. No obstante, los resultados habían sido buenos si tenemos en cuenta la escasa trayectoria política que arrastraba el partido. Posteriormente, tuvieron lugar las elecciones autonómicas y municipales de mayo en las que PODEMOS no acudió con su marca a las alcaldías, sino en candidaturas de Unidad Popular con otras formaciones y gente independiente. La bajada de apoyo seguía en proceso y fruto de ello encontramos que sus mejores resultados en las autonómicas fueron terceros puestos en muchas Comunidades, sí, pero muy lejos del PP y del PSOE. Diferentes fueron los resultados en las elecciones municipales, donde varias candidaturas de Unidad Popular lograron alzarse con la alcaldía como en Madrid, Barcelona, Zaragoza, Cádiz o las mareas atlánticas de Galicia. Destaca que en estas ciudades, los votos a estas candidaturas fueron superiores a los recibidos por PODEMOS en las autonómicas.
Tras este exhaustivo repaso a la trayectoria de PODEMOS, llega el momento de centrarse en el presente de la formación donde la noticia reside en la pérdida de 500.000 votantes en el último mes de julio. Esto se debe a varios factores que deben ser analizados detalladamente. En primer lugar y conectando con lo dicho anteriormente, PODEMOS se encuentra en un descenso paulatino, pero continuo de votos desde el pasado mes de febrero. A lo expuesto en párrafos anteriores hay que añadir la fuerte irrupción de CIUDADANOS, que a primeros de año decidió dar el salto a la política nacional. El partido presidido por Albert Rivera ha logrado ganarse a la práctica totalidad del electorado de centro, representado hasta el momento por UPyD; a los descontentos con la corrupción y medidas impopulares del PP (sobre todo entre los votantes jóvenes que son menos fieles en el voto); y a una no pequeña porción de votantes socialistas, que ven en el PSOE el reflejo de las políticas del PP y en PODEMOS medidas demasiado radicalizadas (aunque buena parte de ellos apoyaron a Pablo Iglesias hasta la subida de CIUDADANOS). Cabe añadir también a un electorado indeciso que no estaba por la labor de votar al bipartidismo, pero tampoco a PODEMOS por considerarlo un partido demasiado escorado a la izquierda. En resumen, la formación naranja ha logrado alzarse como una alternativa no solo de la llamada ‘vieja política’, sino también de la política ‘del cambio’, cuya batuta comenzó siendo de PODEMOS para ser ahora compartida por ambos.
Lógicamente, el partido de Albert Rivera no es el único causante de la pérdida de votos tan acusada del último mes. Es más, esos votos perdidos por PODEMOS representan una pequeña minoría en comparación con los apoyos perdidos por otras causas. Entre estas últimas, destaca el nacimiento de la plataforma AHORA EN COMÚN y el discutido sistema de primarias que se ha impuesto para la elección de la lista para la Presidencia del Gobierno. Vamos por partes.
Respecto a la nueva plataforma ciudadana, hay que señalar que desde las pasadas elecciones municipales donde, como hemos comentado, las candidaturas conjuntas lograron unos extraordinarios resultados, son muchas las personas que abogan por repetir esta fórmula en las elecciones generales. Creen que no es momento de fragmentar el electorado de izquierdas en un cúmulo de siglas, sino de dejar a un lado las pequeñas diferencias estructurales y programáticas que puedan existir entre los distintos partidos de izquierda, y presentarse juntos para expulsar del Gobierno a Mariano Rajoy. Como es sabido, esta iniciativa popular cuenta con el respaldo de IU, EQUO, asociaciones ciudadanas, independientes, críticos del PSOE y, aquí yace el problema, propios simpatizantes de PODEMOS que se desvinculan de la posición oficial del partido. En efecto, el propio Pablo Iglesias ha descartado rotundamente en varias ocasiones la idea de unirse a AHORA EN COMÚN, pues la considera una herramienta de IU y no un mecanismo por el cambio. Mención aparte merece las duras y desproporcionadas críticas que el cabeza de partido ha vertido contra los dirigentes de IU, mostrando una prepotencia y arrogancia poco inteligente en un líder político.
Es aquí donde PODEMOS entra en una contradicción, pues si bien apoyó candidaturas unitarias en las municipales, no existe motivo alguno por el cual no se pueda repetir esta cohesión en las elecciones a la Moncloa, más aún si se tienen en cuenta los excelentes resultados cosechados. Esta decisión está siendo altamente perjudicial porque deja de lado el ideario básico del partido y que describí en los primeros párrafos: la centralidad ciudadana en la toma de decisiones y la democratización y apertura de PODEMOS a la sociedad. No hay nada que se ajuste mejor a esas premisas que una lista de Unidad Popular, hecha por y para la sociedad. Por tanto, en este punto, Pablo Iglesias se equivoca y puede ser contraproducente.
La otra grieta principal por la cual PODEMOS pierde electorado de forma continua es su peculiar sistema de primarias abiertas en las que la lista oficial, esto es, la candidatura encabezada por Iglesias, está totalmente centralizada debido al sistema de circunscripción única que han decidido imponer. Y digo imponer, porque no se han tenido en cuenta las numerosas voces discordantes, algunas de gran peso como las de Sergio Pascual, Teresa Rodríguez o Pablo Echenique. Este viciado mecanismo de primarias conduce a dos graves consecuencias. Por un lado, dificulta enormemente la participación de aquellas personas que no se encuentren en la lista oficial, pues al encontrarse en otra circunscripción, su papel pasa desapercibido. Otra muy importante es que, al estar todo tan centralizado, se corre el riesgo de que las diferentes provincias queden mal gobernadas al estar representadas por candidatos nonatos en esa tierra. Me explico. Si toda la lista se presenta por Madrid, en una hipotética victoria, ¿quién se haría cargo del diputado electo por la provincia de Castellón, por ejemplo? Posiblemente un candidato que no sea de esa provincia, lo que dificulta la gestión de los asuntos que allí sucedan. Dicho sea de paso, como era de esperar, Pablo Iglesias ha resultado ganador de las primarias con el 93,89% de apoyo, en las que solo han participado en torno al 16% de los inscritos. La excusa presentada por Iñigo Errejón, según la cual la gente está de vacaciones y eso rebaja la participación electoral carece de sentido, pues no son votaciones presenciales, sino electrónicas en las que puedes votar a través de cualquier dispositivo conectado a Internet. Otro argumento con el que se ha intentado maquillar el bajo porcentaje de participación ha sido que la gente puede estar cansada de votar tras ser llamada por séptima vez en lo que va de año. Esta explicación es curiosa, pues lo que hace Errejón, entiendo que de manera inconsciente, es tirarse piedras sobre su propio tejado, al poner en duda el buen funcionamiento de votaciones y consultas abiertas a toda la ciudadanía.
En resumidas cuentas, PODEMOS no atraviesa su mejor momento. Han pasado de ser la palanca del cambio, a convertirse en un partido más que aspira a gobernar. La diferencia es que cada día que pasa pierde nuevos votantes, no tanto por su animadversión hacia el partido, sino porque sus propios simpatizantes opinan que lo mejor es concurrir con otras fuerzas políticas. De esto se extrae el gran apoyo que está consiguiendo AHORA EN COMÚN, donde muchos de sus integrantes esperan con los brazos abiertos la llegada de PODEMOS, porque saben que sin ellos, no pueden hacer nada, pero PODEMOS sin AHORA EN COMÚN, tampoco. Un dato empírico es la última encuesta realizada donde se observa que el partido de Iglesias lograría 38 diputados si se presenta con su marca, cifra totalmente insuficiente para lograr desbancar al PP. Este último es el objetivo que se debe conseguir y por el bien de la política española, espero que PODEMOS reflexione, deje a un lado su egoísmo y ceguera electoral, y se unan a la lista unitaria. Porque juntos, multiplicamos. Para terminar, hay que dejar claro que aquellos que piensen que PODEMOS está muerto pueden estar meándose fuera del tiesto. La marca morada no presenta un papel testimonial, sino que ha entrado en el panorama político para quedarse. Eso sí, quedarse sin cerrarse a otras fuerzas del cambio. Ellos tienen la clave para salir de este bache.