Una mezcla de grafiti y de escultura clásica, pero pensando siempre en representar su propia cultura, dado que vienen de Valencia, una ciudad que tiene sus raíces en la cultura grecorromana. Es el estilo único de Pichiavo, el dúo de artistas valencianos que están teniendo un éxito enorme y que, en los últimos meses, no paran de viajar, pintando por todo el planeta.
En un encuentro público, presentan sus obras y creen que su trabajo puede acercar a diferentes generaciones. Puede enseñar a las menos jóvenes que con el grafiti se puede hacer algo muy especial y bonito, y a los jóvenes que también con lo clásico se puede hacer algo contemporáneo y actual. Su estilo de trabajo se basa en pintar antes los grafitis, para luego crear las trasparencias de la cultura clásica. De esta manera creen que el impacto social y visual es mucho más interesante. Es como un diálogo con la gente que va mucho más allá de lo estético. En sus obras, habitualmente, las frases del grafiti están relacionadas con el contexto social y cultural del lugar. Es un juego entre el fondo y la figura.
En sus trabajos dan una reinterpretación de los mitos, en una clave más contemporánea.
De sus obras, destacan también el empleo de los colores. Empezaron utilizando mucho los colores grises, y luego han llegado a incorporar azueles y violetas. En cambio, hay colores que apenas utilizan, como por ejemplo el verde, que ya lo ven abundar en la naturaleza y evitan utilizarlo, dado que creen que ya está muy presente en nuestro entorno. Evidentemente, hay colores con los cuales se sienten más cómodos, y que están más integrados en sus trabajos.
Los trabajos nacen en su taller, que en la actualidad está situado en Manises (Valencia). Cuando empezaron a tener una demanda, se preguntaron cómo trasladar su estilo a un formato pequeño. Tuvieron que cambiar la técnica, trabajando no solo en pintura spray, y empezando a trabajar también al óleo. Creen que es un continuo poner al límite la relación entre el grafiti y la pintura clásica, llegando a cuestionarse la necesidad de integrar ambos estilos en todas sus creaciones. Toda opera nace en los bocetos, en un doble formato, tradicional y digital.
Son muchas sus colaboraciones, como la con la galería ‘Under-dogs’ de Lisboa, donde han presentado su primera exposición individual, ‘Used to be’, que introduce un nuevo concepto de trabajo, la “Diaspasis”, que en griego quiere decir “separarse, apartarse”, y que está relacionado con la nueva propuesta artística, que divide las obras en diferentes piezas. Esta innovación les recuerda las realidades de los museos. Dado que en muchos de ellos se pueden encontrar partes diferentes, inacabadas, de la misma escultura. A partir de esta valoración, pensaron hacer obras en pladur para luego dividirlas. Realmente, cada obra, por sí sola, puede funcionar. Y les parece también interesante saber que finalmente habrá varios coleccionistas que tengan partes diferentes de la misma obra, y que quizás vayan buscando las partes que les faltan. Se trata también de generar algo que parece que haya tenido una vida anterior.
Una manera muy original de homenajear al grafiti y a la cultura clásica al mismo tiempo. Un espectáculo estético que está dando color a las paredes de todo el mundo.