de Piertoni Russo
¡Ha ganado él: el amor por el cine! Derrotando los recortes por parte del gobierno al sector de la cultura, que deprimen, quitan la gana de invertir tiempo y energía en proyectos que, si antes eran complicados, ahora son casi imposibles de realizar. Casi, porque hay una única forma de conseguirlo, por medio de una pasión increíblemente fuerte que deja por atrás todo los obstáculos que se encuentran por el camino. Esto es lo que emerge de esta semana del 21 FESTIVAL DE CINE DE MADRID-PNR, un festival que desde hace cinco años aspira siempre a lo más alto, con la introducción de otra sección entre las que están en competición: la categoría de los largometrajes.
La gala final del festival se abre con un anuncio en pantalla gigante que quiere subrayar la situación complicada (y más) del cine español y de todos los que (actores, productores, directores cinematográficos, guionistas, escenográfos, etc…) viven del cine. El mensaje proyectado es cómico pero claro:
La gala empieza: el grupo musical “A tu vera” encanta en vivo con actuaciones que dan alegría a la noche. La música está acompañada por divertidos sketches de los actores Chus Pereiro y Ramiro Melgar, que también se preocupan por el futuro: al acabar el festival, se encontrarán en el paro. Pero ya están acostumbrados – dice Ramiro – esta es la vida de los actores.
La gala empieza dirigida por Amanda Guadamillas (pues sí, ¡tenemos presentadora!), que ha trabajado como la mayoría de los técnicos, azafatas, organizadores, de forma gratuita para hacer que se pudiera dar vida a esta XXI edición del Festival.
Sube en el escenario Pedro Estepa Menéndez, presidente de PNR (La Plataforma de Nuevos Realizadores), una asociación sin ánimo de lucro fundada en el año 1989 por un grupo de realizadores y productores emergentes que nació con el objetivo de crear un espacio para los nuevos realizadores, para realizar cortometrajes y largometrajes.
El presidente de PNR está emocionado por el éxito de este festival, por primera vez dirigido exclusivamente por la plataforma, sin financiación pública y libre de compromisos con las instituciones para la realización y la dirección del festival. Los resultados han sido evidentes a los ojos de todos: más que 400 cortometrajes entregados a la plataforma (solo 36 seleccionados por el festival), 36 largometrajes (6 en concurso), 8 premios entregados (con dotación económica para los ganadores), más de 2400 espectadores durante la semana de proyecciones, y un todo agotado en la sala durante la visión de tres importantes títulos del director francés, Nicolas Philibert y el encuentro abierto al público con el mismo director. E increíble es también la calidad de los trabajos llegados a la fase final del concurso. Óptimos los temas tratados, la calidad audio y video, los guiones y las escenografías.
El presidente está orgulloso de haber conseguido poder mantener, por acuerdo común de todos los socios, los premios de pago, que aunque son casi simbólicos (100 € para Cortometrajes
y 300 € para Largometrajes), son una forma de reconocer el trabajo de personas que, con pocos medios, han conseguido producir obras de óptima calidad.
El festival ha logrado su objetivo y ha sido todo fantástico. Sin embargo, todo esto no puede y no debe continuar de esta forma. El cine, el arte, el teatro necesitan una ayuda por parte del estado y de las instituciones. Los artistas y todos los que trabajan en el sector de la cultura, no pueden sobrevivir sin la financiación por parte del estado. Ellos trabajan como todos los demás, en un estado de precariedad y con proyectos que, en la mayoría de los casos, son de corta duración. Quitando la financiación publica, vamos a matar la cultura. Y el hombre se diferencia de los otros seres humanos por su increíble creatividad, por la imaginación, por la capacidad de crear arte puro. Todo esto tiene que ser incentivado, sostenido y defendido, no obstaculizado. ¡No matemos a la cultura!
Ah, casi me olvidaba. Los grandes ganadores del festival:
Premio al Mejor Largometraje:
Ali, de Paco R. Baños
Ali tiene 18 años. Tiene miedo a conducir y miedo a enamorarse. Ali trabaja en un supermercado. Para ella es como el recreo del instituto, pero le pagan. Allí fuma constantemente. «Desconfia de todo lo que no puedes hacer mientras fumas», dice Ali.
1º Premio al Mejor Cortometraje Socios PNR:
Rio Arriba, de Jorge M. Rodrigo
Conozco este trabajo lo suficiente como para saber que no se debe confundir la justicia con la verdad.
1º Premio Sección Oficial Cortometraje
Desayuno con diadema, de Óscar Bernácer
Un desayuno entre dos desconocidos.
Un tren que pasa. ¿Se atreverán a cogerlo?
2º Premio Sección Oficial Cortometraje:
Odysseus’ Gambit, de Álex Lora
Un inmigrante camboyano en el corazón de Nueva York juega a ajedrez buscando una mejor posición en el tablero de la vida.
Premio de la Crítica Sección Largometraje:
Enxaneta, de Alfonso Amador
Se llama enxaneta el niño o la niña que culmina el castell o castillo, una fiesta popular catalana. El/La enxaneta debe ser pequeño/a y tener piernas largas. Blanca fue enxaneta cuando era pequeña. Pero ahora ya no.
Premio del Público:
Olvido, de Ramón Verdugo
La aparición de una fotografía hace ya algunos años, nos hace preguntarnos por la identidad de quienes en ella aparecen. Pasa el tiempo, y la duda continua, ellos, al igual que lo foto en la que están retratados se evaporan engullidos por el olvido, sin nadie que les recuerde…
Mención Especial del jurado:
Al otro lado, de Neftalí Vela
Cuando la desasperación de un muchacho le obliga a pedir dinero por la calle, comprende rápidamente que el mero hecho de mendigar un euro no es tan complicado como la hazaña de conseguirlo.
Premio TAI al Mejor Cortometraje:
La Boda, de Marina Seresesky
Mirta es cubana y vive en Madrid. Como muchas inmigrantes trabaja en la limpieza. Hoy a las seis se casa su hija. Pero nada sale como ella plantea, y llegar a esa boda es más difícil de lo que parece.