El jueves 16 de diciembre Edgar Plans acudió al evento de presentación de sus últimos trabajos, en la galería Villazan de Madrid.

El artista, que reside en Gijón, es uno de los artistas españoles más valorados del momento. Sus NFTs  Lil’ Heroes, que presentó al comienzo de este año, se agotaron en pocos minutos, y desde aquel momento su éxito ha ido aumentando, llegando a ser un artista muy cotizado en las casas de subasta más prestigiosas.

Sin embargo, Edgar Plans se declara un amante del lienzo y un desconocedor del mundo del arte digital. Preguntado con respecto al futuro del arte digital, dice que no es un gran conocedor de este mundo, que está sujeto a muchas críticas porque está ligado a un mercado muy volátil, el de la criptomoneda: “Son más acciones que piezas de arte, como unos cromos únicos que se pueden vender o intercambiar”.

Esta inclinación a favor del lienzo es evidente en la exposición de la galería Villazan, donde solo podemos encontrar obras físicas, la mayoría de pequeñas dimensiones. Nos explica que estos trabajos son pequeños dibujos, bocetos, ideas que tiene y que hace especialmente fuera del taller:  “Por ejemplo, en casa por la noche, o en sitios de viaje, que me permiten trabajar un poco aprovechando estos momentos de espera, como puede pasar en un aeropuerto. He traído también uno de Navidad, para hacer un tributo a las fechas, pintando luego la pared alrededor de la obra, de manera que los visitantes se puedan hacer una foto natalicia”.

Le preguntamos si todas estas obras tienen una línea común, y nos enseña varias que están relacionadas con personas reales o personajes ficticios que han influido en su vida. “Como es habitual en mis exposiciones, sale un homenaje a mi hija. Luego tengo otro especial para recordar a Quino, el ilustrador que creó a Mafalda. Me gusta mucho también la literatura de terror y de ficción, dado que mi padre escribió de ciencia y ficción, y por este motivo encontramos el Frankestein de Shelley y Drácula”.

Mientras charlamos con él, la sala se empieza a llenar, y dejamos a Edgar disfrutar de este momento. Cada dibujo es una pequeña historia, que puede ser interpretada por el espectador, jugando con la imaginación y creando una aventura con cada uno de todos estos pequeños héroes cotidianos.