La primera parte es a favor del Chelsea. El empate a 0-0 en el Vicente Calderón es un buen resultado para el equipo de José Mourinho, que con una defensa perfecta consiguió anular todos los ataques de los rojiblancos, saliendo indemne del partido.
Un empate que, a la vez, no es un resultado malo para el Atlético que marcando por lo menos un gol en el partido de vuelta el miércoles que viene en el Stamford Bridge de Londres, obligaría al Chelsea a marcar por lo menos dos tantos para llevarse la eliminatoria e ir a la final de Lisboa.
Los primeros 45’ del partido fueron un monólogo del equipo del Cholo Simeone que tuvo una posesión del balón casi total, dejando muy poco margen de juego al equipo del Chelsea. Además, en el minuto 14’ Mourinho se vio obligado a substituir su guardameta estelar Petr Cech, que se lesionó en una caída tras despejar un saque de esquina. Lo substituyó Marx Schwarzer, portero australiano de 41 años. Podía ser un punto a favor del equipo de casa, pero que no consiguió ser peligroso en ningún momento y se estrelló en el muro defensivo levantado por los londinenses.
Diego Costa intentó aprovechar todo lo que pudo los balones que le llegaron, pero nunca consiguió librarse para llegar a disparar hacia la portería del Chelsea. Sin gloria también la chilena en el minuto 82’ que se perdió por línea de fondo. El meta Schawrzer resultó seguro en las pocas ocasiones que tuvo que intervenir.
La segunda parte, como es normal que sea, el Atlético tuvo que bajar el ritmo de juego. Hubiera sido “sobrehumano” continuar un juego como el de la primera parte del partido, cuando los rojiblancos presionaron constantemente a los jugadores ingleses, con un gasto enorme de energía.
El Chelsea aprovechó la segunda parte para crear un juego un poco más ambicioso, pero Fernando Torres se quedó demasiado aislado entre los defensas del Atlético, para poder amenazar seriamente a Courtois. Evidentemente el plan de Mourinho, con su juego defensivo, consistía en dejar sin protagonismo a ambos delanteros, a Diego Costa y al suyo. Plan perfectamente logrado, visto que por ser una semi-final de Champions lo que faltó fue exactamente el espectáculo y los goles.
Espectáculo que nunca paró de manifestarse durante los 90’ del partido en las gradas de Calderón, donde los hinchas de casa emitieron un solo cántico del primero al último minuto del partido. ¡Qué ambientazo!
Por otro lado, los hooligans londinenses convirtieron en una enorme fiesta la subida de sus jugadores al autobús al final del partido. Cada jugador que salía del vestuario del Calderón era una fiesta. Cánticos y bailes que se prolongaron hasta la salida del autobús hacia el aeropuerto. Parecía ya que tuvieran ganada la eliminatoria. ¿Se han olvidado que el Atlético de este año, a domicilio en la Champions, siempre ha conseguido marcar goles y nunca ha salido perdedor?