de Álvaro Carreño Guadaño.
Empezamos esta serie de entrevistas especializadas en danza con uno de los nombres más importantes en danza contemporánea. La triunfadora de los MAX 2013, coreógrafa, directora, bailarina, productora e infinidad de cargos más: TERESA NIETO
ENTREVISTADOR. ¿ALGUNA VEZ NO HA HABIDO CRISIS EN EL MUNDO DE LA DANZA EN ESPAÑA?
TERESA NIETO. Siempre ha habido crisis, nunca me he podido sentar en el sofá de mi casa a esperar a que me llamen, pero ahora no solo afecta ya la crisis económica, si no la crisis de mentalidad. Siempre hubo crisis pero sobrevivíamos, hasta que ha llegado la crisis y ha caído lo que no se conoce y lo “prescindible”. Entiendo que hay crisis, y que hay que recortar, todos nos apretamos el cinturón y hacemos el esfuerzo. Lo malo es que con esta excusa de la crisis, todos los que querían eliminar la danza contemporánea, todos aquellos que se sentían obligados a incluir la danza contemporánea en los circuitos artísticos, aunque ya solo fuera por vergüenza, se valen de esto para quitar las ayudas a salas alternativas, cierran teatros… y las subvenciones en nuestro campo son fundamentales.
E. ¿PODEMOS INTRODUCIR EL FLAMENCO EN ESTA CRISIS GENERALIZADA Y CONTINUADA DE LA DANZA?
T.N. Tenemos la enorme fortuna de contar con algo excepcional: la danza española y el flamenco. El flamenco estuvo en crisis durante el franquismo, se le utilizó como elemento de propaganda para atraer turistas, pero afortunadamente y gracias a su propio peso se recuperó y ahora está muy de moda. Para mí la verdadera danza contemporánea en este país es la que están haciendo algunos flamencos dentro de su disciplina, revolucionando, evolucionando y aportando muchas cosas. Las compañías flamencas aunque no tengan trabajo en España salen mucho fuera, son muy valoradas. Hacen giras y van a festivales en lugares tan dispares como Francia, Finlandia o Japón. También considero que les es mucho más fácil ganarse la vida, tienen grandes escaparates y un gran público por la excepcionalidad del flamenco.
E. ¿QUÉ SITUACIÓN SE VIVE AHORA MISMO CON LA DANZA CLÁSICA EN ESPAÑA?
T.N. La danza clásica, a pesar de que en muchas compañías del mundo hay muestras de la inmensa cantera de bailarines clásicos españoles, es casi inexistente. La danza clásica de repertorio es muy cara (Grandes ballets del s.XIX – XX: El lago de los cisnes, Don Quijote, Giselle…) uniéndose al poco presupuesto para la danza, los bailarines se han tenido que marchar fuera a trabajar, no existiendo en la actualidad una compañía clásica en España. En la Compañía Nacional durante los años de Nacho Duato se hizo otro tipo de trabajo, que ha venido muy bien para la repercusión de la danza española en el extranjero, y ahora parece que con José Carlos Martínez se está empezando a trabajar con el programa clásico. La gran contradicción es que con el enorme potencial que tenemos en este ámbito, nadie se haya preocupado en mostrar y potenciar este rasgo de la Marca España. El ejemplo más cercano lo tengo en mi hija, lleva muchos años en el Royal Ballet de Flandes como primera bailarina y ni se plantea el regresar, porque ¿Dónde va a bailar?
E. ¿ES MEJOR LA SITUACIÓN DE LA DANZA CONTEMPORÁNEA?
T.N. La danza contemporánea es diferente, con sus propias particularidades. Llego tarde a España (1976), y de momento sigue siendo una gran desconocida por parte del gran público, teniendo un número de aficionados muy reducido. Partiendo de que no se sabe lo que es, difícilmente ha podido estar en auge. Sigue existiendo ese respeto “Yo es que no entiendo de danza, por eso no lo voy a ver”. Al ser una gran desconocida, no se la ha apoyado como debiera y se ha creado un batiburrillo, metiéndose en un mismo saco desde la Performance hasta el estilo neoclásico. Desde 1976 hasta hace unos años, trabajando mucho, se habían conseguido cositas: Se habían abierto ciertos circuitos, había más difusión, algún teatro grande había introducido danza contemporánea… Se había conseguido un huequito, una parcela que ahora está en peligro.
E. ¿LA CRISIS DE LA DANZA ES SÓLO ECONÓMICA?
T.N. Es imposible ser competitivo sin medios. Obviamente rasgos como el talento, la resolución o la imaginación son fundamentales, pero sí obviamente tienes los medios es mucho más fácil. Y no hablo solo de dinero. ¿Un espectáculo que cuenta con un millón de euros forzosamente tiene que ser mejor que uno que cuenta con 10.000? No tiene porqué, pero si tienes un millón de euros tendrás los mejores bailarines, escenógrafo… Ahora sí, eso hay que saberlo gestionar.
La realidad es que yo tengo que estar la mayor parte del tiempo sentada delante de un ordenador haciendo números y cuentas, puesto que no tengo dinero para contratar una persona en la oficina. Ahora mismo tengo un proyecto, y no sé dónde lo voy a estrenar, pues no hay teatros en Madrid que lo quieran, me he quedado sin dos bailarines y no puedo buscar nuevos por falta de dinero… ¡Cómo no va a revertir eso! El trabajo de proceso y creación coreográfica se trastoca. Cuando no tienes tranquilidad, ni espacio, ni cuentas de manera permanente con tus bailarines se nota. No es solo dinero para gastártelo en una producción, si no para poder trabajar con normalidad. Luego salen los críticos y dicen “Es que en España no hay creadores, no hay coreógrafos. La danza contemporánea no existe”. Es obvio que fuera, en el extranjero, se hagan trabajos más competitivos y haya coreógrafos más interesantes, pero no se puede comparar, no estamos hablando de lo mismo.
E. ¿EL EXILIO ES CASI FORZADO PARA LOS PROFESIONALES DE LA DANZA?
T.N. En cuanto a la danza contemporánea hay toda una generación perdida, que está toda fuera. Quedamos muy pocas compañías. Las tres más paradigmáticas de Madrid, la de Carmen Werner, la de Mónica Runde y la mía… Cuándo coincidimos y charlamos nos preguntamos ¿Qué va a pasar cuando nos retiremos? Toda la generación que ahora tiene entre 40 y 50 años está ahora fuera, en Francia, en Bélgica, en Alemania… En la siguiente generación encontramos a Chevi Muraday, Daniel Abreu, Sharon Fridman… Pero, ¿y los de 20? Ahora tendrían que ser ellos los que tendrían que estar moviéndose, empujándonos, dejándonos en ridículo, con ideas nuevas y sangre fresca. Pero no es el caso, a la mínima se van, no hay trabajo ni compañías. Hay muy poquitos bailarines que tengan cabida, los que hay trabajan en las pocas compañías que quedan y los restantes están fuera. Por eso sigo yo bailando a mis 60 años. Llevo muchos años (desde 2003) diciendo “En este espectáculo no voy a bailar”… Pero por ahorrarme un sueldo y por la ausencia de bailarines experimentados, aquí sigo, cansadita y sin tantas ganas de salir al escenario. Mi ciclo de bailarina tendría que haber terminado… ¡Pero! Soy productora, soy la gerente, coreografió y dirijo, soy road manager, plancho, llevo el contacto con la prensa, la administración… y encima baila, y encima hazlo bien. Todo el personal que imagines en una compañía de danza, reunidos en una misma persona.
E. ¿CÓMO VES EL TRABAJO QUE SE ESTÁ HACIENDO DESDE EL CONSERVATORIO?
T.N. La danza contemporánea lleva realmente pocos años presente en el conservatorio. Creo que hay poco rigor. No tiene nada que ver el nivel que encuentras en un mismo curso en un sitio o en otro. Cuando yo empecé a recibir clases, tomaba siempre mi clase de clásico, sí o sí, eso era sagrado y luego aprendíamos la técnica Graham, que era una técnica de mucha disciplina y muy dura. Ahora la gente no quiere Graham… y no quiere decir que este deba ser el método, pero debe haber una línea clara y común, aunque luego cada uno tire por su camino y se decida por estilos o técnicas muy diferentes. Me da la impresión de que ahora no hay maestros. Hay bailarines y coreógrafos que dan clase (yo la primera). Cada uno da las clases a su manera, y se pierde el rigor y la técnica de un método concreto, que luego revierte en problemas de base. Hace falta una disciplina clara, a la gente le faltan herramientas para poderse desenvolver una vez que les sacas de su código. Están perdidos pues no se abren a conocer y probar la totalidad de cosas que se pueden hacer. Todo esto tiene también que ver con los tiempos que corren, en los que todo es rápido y fácil, y eso en la danza no es así.
E. ¿EXISTE LA DIFUSIÓN DE LA DANZA EN LOS MEDIOS?
T.N. No existe. No hay. Me acuerdo que cuando hace años salió el programa de televisión Fama, a bailar me preguntaban “¿Qué te parece?, ¿No crees que ayuda a la difusión de la danza?” y yo respondía que todo lo contrario. Se lanzaba el mensaje erróneo de que todo el mundo puede bailar. Ha servido para que las escuelas de danza se llenen, pero al mes al darse cuenta que duele y que no es inmediato, lo dejan. Se lanza una visión distorsionada de algo que no es la danza, esto era un reallity. ¿Va más gente a los teatros después de haber visto fama? No, se van a las discotecas.
La verdadera difusión no existe. Hay un par de programas en la 2 de TVE, a unos horarios intempestivos que no se si siguen existiendo. En Andalucía, en Canal Sur sí hay algo más, relacionado obviamente con el flamenco. Alguien que se queda a la 1:00 de la madrugada de un lunes laborable a ver un programa de danza en la 2 es porque realmente le interesa, pero no capta público, lo ven los aficionados consagrados y no el gran público. La gente va a ver los musicales, porque están en todos los lados. Están en la televisión, están en los autobuses, en el “Sálvame”…
E. ¿CÓMO AFECTA EL QUE LA DANZA NO ESTÉ PRESENTE EN COLEGIOS NI INSTITUTOS?
T.N. En este campo tampoco hay nada. Es muy difícil que la danza llegue a los más pequeños y a los jóvenes. En Madrid todavía, los padres llevan a sus niños a clase de danza, en según qué sectores sigue quedando bien llevar a la niña a clases de ballet… Pero en otras zonas, en un pueblo… Por otro lado en los colegios e institutos no existe, desconocimiento total y absoluto. Ya no solo a nivel teórico, que sería lo lógico y además no cuesta nada; A nivel práctico, ¡es sanísimo, es bueno para todo!: Coordinación, musicalidad, ánimo, canalización de emociones… Ni siquiera hay un bachillerato artístico que reúna aspectos de la danza.
E. ¿ESTÁ TAMBIÉN LA POLÍTICA ENTRELAZADA CON LA DANZA?
T.N. Somos tan poco relevantes que yo creo que en ese sentido no influye mucho. Contamos tan poco, somos tan poquita cosa… Tampoco hemos notado tanto cuando ha estado el PSOE o el PP. Hacen las mismas políticas, pero el talante de unos y otros no es el mismo. Es muy diferente el ambiente y las formas en el Ministerio de Cultura a la Comunidad de Madrid. Pero yo he tenido las mismas subvenciones, el mismo número de funciones… Con unos o con otros. Yo no me he sentido discriminada. A no ser que seas alguien importante, a nadie le interesa que seas de un partido o de otro.
E. TENEMOS GRANDES ESTRELLAS DE LA DANZA TRABAJANDO Y DESARROLLÁNDOSE EN EL EXTRANJERO: TAMARA ROJO, ÁNGEL CORELLA, LUCÍA LACARRA, ANA LAGUNA… ¿SE LES PUEDE PEDIR O EXIGIR QUE VUELVAN DE UNA U OTRA MANERA A ESPAÑA, PARA ECHAR UN CAPOTE?
T.N. En la propia idiosincrasia del artista está el no estancarse. El ser curioso y moverse, tener inquietudes, y en el caso de un bailarín mucho más. Conociendo el trabajo de otros coreógrafos, viendo otros estilos. Yo creo que aunque aquí todo fuera fabuloso, estuviera todo genial y hubiera trabajo para todo el mundo, los bailarines deberían seguir en movimiento. Creo que esa inquietud es intrínseca a la naturaleza de la danza. A esto le añadimos que aquí no había trabajo. Toda la gente que salió con Víctor Ullate, llego un momento también en que tocaron techo y necesitaron irse, unos por necesitar más alas y otros por que llevaban desde la infancia trabajando con lo mismo. Pero esto es normal, y no pasa nada, déjale la puerta abierta y que siga formándose en otras compañías. Ha habido gente que ha querido volver a España, como Ángel Corella desde EEUU, o Antonio Ruz desde Berlín… Y se han tenido que volver. Cuando estás acostumbrado a trabajar con unos medios y llegas aquí te preguntas ¿Y esto qué es?
¿Qué hace Tamara Rojo aquí? Ella es una estrella. Ella es una diva de la danza en la actualidad. Aquí no hay lugar para estrellas. Puede venir, a bailar cómo invitada a una gala, o con la CND, o a dar unas clases magistrales… ¿Pero venirse aquí a hacer patria? ¿Cómo siempre los artistas a hacer patria? ¿A hacer nosotros las políticas culturales, subvencionar nosotros al Estado que nos debe a todo el mundo dinero? No seamos tan catetos, y tratemos mejor a la gente.
E. NOS DECÍAS QUE NO HABÍA POLÍTICAS CULTURALES EN ESTE PAÍS. LO QUE SÍ VEMOS ES CORTAPISAS A LA CULTURA, COMO EL IVA CULTURAL.
T.N. El otro día leí que el Ministro Wert estaba dispuesto a negociar la bajada del IVA, pues sí había incidido mucho en el bajón de público en los teatros. Se están cerrando muchos teatros, hay menos programación… También se está optando por espectáculos gratuitos, como pueden ser los conservatorios, las aulas universitarias de danza, exhibiciones de escuelas de baile. Están haciendo funciones como si fueran una compañía profesional y en todos lados, en todos los centros culturales de la Comunidad de Madrid, el Ayuntamiento… Contra esto no puedes competir.
No tenemos Ley de Mecenazgo, y eso es un gran síntoma de la poca importancia que se le da y la poca vista que se tiene. El Ministro de Cultura declaró en una ocasión que lo que teníamos que hacer ahora era buscarnos patrocinadores. Lanzarnos al océano, sin tabla. En 2010 busqué patrocinadores, y no conseguimos ni un euro, es imposible. Las grandes compañías nacionales están perdiendo patrocinadores, el Teatro Real… ¿Cómo voy a conseguir yo un patrocinador? Es una falacia. ¿Qué empresa va a invertir en danza contemporánea?
E. HEMOS HABLADO DE LA SITUACIÓN DE LA DANZA EN EL EXTRANJERO. ¿CONOCES ALGÚN MODELO QUE TE GUSTARÍA QUE SIRVIERA COMO MODELO A LA DANZA ESPAÑOLA?
T.N. No hay que irse muy lejos, tenemos a Francia aquí al lado. En Francia en cada pueblo grande y en todas las ciudades hay un centro coreográfico. Aquí no hay ninguno. NI UNO. En estos centros hay una compañía residente, que trabaja allí y que no solo ensaya, hace labor social y pedagógica con su comunidad: Acuden a las escuelas, trabajan con discapacitados, organizan cursos… Ya sólo con esto estamos a años luz. No se puede comparar los resultados ni la calidad.
E. ¿HAY PÚBLICO DE DANZA EN ESPAÑA?
T.N. No hay cultura ni hábito de ir al teatro a ver danza como en otros países. En Bélgica, en un pueblo a las 15.00 h he visto llenarse un teatro para ver un espectáculo de danza, desde jóvenes con cresta, hasta abuelos y pasando por familias con niños. ¿Cómo va a haber público si en Madrid no hay ni un teatro destinado exclusivamente a danza? ¿Cómo puede ser que ni las compañías nacionales tengan un teatro? Antes en el Teatro de Madrid de la Vaguada, alguna en el Teatro Real, ahora en Matadero o en el Teatro de la Zarzuela. Intentamos que el Conde Duque fuera un lugar destinado a la danza, siendo un foco cultural que revitalizaría el barrio. Cuando se inauguró fue con danza, se hizo un espectáculo que yo dirigí… Nadie se enteró, vinieron tres gatos, y ya lo siguiente que hubo fue de teatro. Hay salas alternativas que tienen ciclos de danza, y poco más. Fuera del Festival Madrid en Danza, los teatros tradicionales no ofertan. ¿El público cómo va a conocer, si no tiene un espacio? Necesitamos un teatro de danza dónde todos los días puedas ver algo, vayas viendo todos los estilos y te hagas conformando un perfil de aficionado a la danza.
E. TERESA, ¿QUÉ PROYECTOS TIENES ANTE EL FUTURO? DÁNOS UN POCO DE POSITIVIDAD ANTE EL ESCENARIO TAN NEGRO EN EL QUE DANZÁIS.
T.N. Aquí sigo, aquí estoy. Trabajando, reiventándome, con dos proyectos entre manos. Este año tengo un proyecto con una pintora malagueña llamada María Bueno, estamos manteniendo una correspondencia para que surja la inspiración para hacer algo juntas, para estrenar en noviembre. No sé cómo lo voy a financiar, pues no han salido las ayudas, pero lo voy a hacer. Para el año que viene me ha contactado el conjunto de música barroca Forma Antiqva, hacer una versión del ballet Don Juan de Gluck con orquesta, un proyecto importante y muy grande. Se necesitan patrocinadores, coproducciones… Tener estos proyectos futuros me motiva en el presente. El año pasado en enero pensé en cerrar, pues tuvimos un principio de año malísimo… pero luego fue mejorando y ¡casi me muero! Un mes de gira por Asia, talleres, funciones en Brasil, en Madrid, un curso en Canarias… y todo esto desde septiembre a diciembre. Por eso este año me dije que tenía que confiar. Si no trabajo no sé lo que hacer, y de nuevo me puse a buscar. A pesar de todo hay algo que te sigue manteniendo aquí.