de Álvaro Carreño Guadaño
Javier Fernández, joven madrileño de veintiún años, ha conseguido recientemente proclamarse Campeón de Europa en la categoría masculina de Patinaje Artístico sobre hielo en los campeonatos continentales celebrados en Zagreb. El patinador español consiguió imponerse en el programa libre al francés Florent Amodio y al checo Michal Brezina tras una conmovedora interpretación que ha dado a este patinador un hueco entre los más grandes de esta temporada. El héroe del frío recibió a su regreso de la capital croata lo que merecía: El ninguneo y el ostracismo.
Sí, es así. Así recibimos a nuestros héroes, a nuestros deportistas laureados en el exterior. Sí, ya sé, en las televisiones y periódicos se habla de la increíble gesta… y sí, me dio una gran arcada de asco y vergüenza ajena el ver ese escueto y casi obligada cita.
La Marca España, la Roja, la Armada, los Hispanos y no sé cuántos apelativos cutres más no son extrapolables a este patinador. Un joven exiliado, como muchos otros, con el fin de vivir y salir adelante, huyendo de un país que no ofrece salidas, ni respuestas. Buscándose las habichuelas en Canadá, una de las mecas del patinaje mundial, y pasando por las manos de nombres como Nikolai Morozov o Brian Orser ha conseguido gracias a su esfuerzo y al de su entorno poner en el mapa del patinaje de alta competición al país de Mourinho, Messi y Cristiano Ronaldo.
Eso es lo que vemos en España, esa es nuestra identidad, nuestro espejo en el que mirarse, nuestra ensoñación y casi nuestra religión. ¡Ojo! no es criticable y no seré yo el que cargue ahora contra el balompié. Cada uno elige la adormidera que utilizar para olvidarse de este país a jirones, de esta realidad que no le gusta o de la que no se siente responsable… Debe ser que Javier Fernández, y otros muchos que nos enorgullecemos de su actuación, no debemos ser del todo españoles… ¿Debería emigrar a Canadá?
Como a vosotros, millones de españoles futboleros, a mi este chico consiguió el pasado sábado hacerme olvidar mis problemas y preocupaciones. Sus saltos, su expresividad, sus piruetas, su calidad, su carisma, su elegancia y su fuerza consiguieron hacerme más feliz, y hasta me hizo soltar alguna lagrimita.
No pido portadas diarias, ni seguimientos absurdo, ni embobamiento masivo. No quiero que todos los niños entrenen el Axel o el Salkow y las adolescentes sueñen con conseguir un novio patinador a toda costa. No quiero imponer el seguimiento de un deporte, ni provocar la estigmatización de aquellos que decidan permanecer ajenos. No quiero que se genere toda una serie de negocietes y corruptelas en torno al patinaje, más allá de las que lamentablemente ya tiene a sus espaldas. No quiero que Javier Fernández se convierta antes en producto de marketing publicitario que en un deportista. Mi objetivo nunca será el desear o fomentar que este deporte acapare la concesión de premios y reconocimientos. No deseo convertir la información deportiva en una suma de imbecilidades acerca de cualquier asunto relacionado con el mundo de los patines. Por supuesto no quiero que las hornadas de nuevos patinadores cobren millones y millones de euros, mientras el resto de modalidades deportivas languidecen… No busco nada de esto, para eso ya tenemos el fútbol. Solo un poco de reconocimiento y de respeto. Y desde aquí te lo mandamos: ¡FELICIDADES JAVIER FERNÁNDEZ!
Andrea Fuentes, capitana y líder de la Selección Nacional de Natación Sincronizada, varias veces laureada a nivel europeo y mundial, y cuádruple medallista olímpica en Pekín 2008 y Londres 2012, dijo adiós de manera oficial a su mundo acuático el miércoles 30 de enero de 2013. A escasos meses del éxito olímpico, donde había manifestado su ilusión, su reconocimiento y su fuerza… esta retirada ha sido un mazazo para todos aquellos que disfrutamos y reconocemos el trabajo de la catalana.
La tristeza no viene por el no poder disfrutar una vez más en competición de la garra y el potencial de esta estrella mundial hecha a sí misma. La tristeza que siento se ramifica, se bifurca en capilares e invade todo el sistema y esquema que debería haber sustentado y haber servido de contrapeso a los muchos motivos que tendrá la nadadora para haber tomado esta decisión.
En primer lugar pensé en sus entrenadoras, en el equipo técnico que lleva trabajando con ella desde hace años. ¿Qué ha podido pasar? Sí, eso sí lo sabéis. Anna Tarrés ha sido denunciada y despedida, por una serie de intrigas, supuestos delitos y abusos hacia jóvenes nadadoras a su cargo y envidias y odios larvados. Se destapó el cajón de la mierda, la caja de Pandora… y allí obviamente SÍ estaba la prensa, deportiva y no deportiva, seria y no seria, para mostrar con horror a España entera hasta la trastienda de un proceso que no ha hecho más que empezar. Andrea ha perdido estos últimos meses a su entrenadora de toda la vida, y de una manera traumática.
Pensé después en la Real Federación Española de Natación, los jefes de Andrea, lo institucional, los sustentadores y sostenedores de las sirenas de oro… Las federaciones deportivas no iban a ser distintas al resto de estamentos públicos, la realidad repugna y avergüenza: Cargos incompetentes, luchas intestinas, intereses económicos, malversación de fondos y apropiación indebida, juicios y querellas…
Sin apoyos en su día a día en la piscina y sumándose a agravantes tales como el cansancio, la desmotivación, el envejecimiento, el dolor crónico de lesiones mal curadas, el poco reconocimiento, la búsqueda de nuevos alicientes, las ansias de libertad fuera del régimen espartano, la añoranza de tiempos pasados, el agobio, las dietas, las abdominales, la comparación constante con Gemma Mengual, el miedo a lo desconocido, la llegada de nuevos talentos, un nuevo equipo técnico distinto, el proceso Tarrés, el sentido de responsabilidad u otros muchos han terminado por llenar el NO y han desnivelado la balanza interior de Andrea
Perdemos una gran nadadora, una de las mejores deportistas españolas de los últimos tiempos y a unos meses de los Mundiales de Natación de Barcelona 2013, que deberían haber sido el lugar indicado para que esta diva, forjada entre agua y cloro dijera el adiós a lo grande, rodeada del público, con una medalla al cuello y con otro sabor de boca.
Se merecía otra cosa, y ella seguramente lo sepa. Pero de nuevo ha decidido obrar correctamente. Ha dado un paso al frente y anunciado su situación, no podemos hacer otra cosa que desearle suerte, mandarle todo nuestro orgullo y reconocimiento.
Veo y recuerdo los grandes momentos de Andrea Fuentes en las piscinas de medio mundo y pienso…
¿YO SOY ESPAÑOL, ESPAÑOL, ESPAÑOL?