En la sociedad moderna siempre más amplio y complejo es el problema de la salvaguardia del medioambiente. Nuestra sociedad está educada para consumir, no para respetar nuestro planeta. El problema de la recogida selectiva de basura es un tema todavía en fase de desarrollo, que todavía no ha llegado a estar presente en muchas comunidades, ciudades y pueblos, y que todavía no ha llegado a ser un concepto asimilado por todos los ciudadanos. No siempre se entiende exactamente como tendría que seleccionarse la basura, cómo diferenciar correctamente entre plástico, envases, orgánico y otros materiales diferentes.
Si nuestra sociedad todavía no está recorriendo la justa dirección hacia la cultura y el compromiso del respecto del medioambiente, pues sería hora de investigar fuera de nuestro país, para analizar las medidas utilizadas en otros países y, en base a los resultados, tomarlas como modelo e importarlas.
Un ejemplo notable es el sistema adoptado hace pocos meses en China, en Pekín, que permite reciclar botellas plásticas, evitar la dispersión de estas, y consecuentemente, reducir sensiblemente la contaminación del medioambiente. En la línea 10 del metro de Pekín se han instalado unas maquinas que recogen los envases de plástico, y que convierten la cantidad de botellas introducidas en dinero que se puede utilizar para comprar los billetes del metro. Cada botella introducida tiene un valor entre 0,5 y 0,15 dólares, e introduciendo la cantidad equivalente de botellas, es posible comprar un ticket de viaje valido para todas las líneas.
De momento la iniciativa está limitada – en fase experimental – a una sola línea del metro, pero se está planteando expandir el sistema a otras líneas. Esta es una forma muy útil para poder disminuir de forma masiva la presencia de basura plástica en las ciudades, y de poder reciclar el material gastado de forma inteligente, hasta convertirlo en dinero.
Otro ejemplo no demasiado lejano se encuentra en Alemania, donde cada devolución de botellas plásticas o de vidrio está retribuida con una cantidad de dinero que varia entre los 8 y los 25 céntimos. Cada vez que se compra en una tienda o en un supermercado una botella de cerveza o refresco se paga un coste adicional que varia entre 8 (botella de cerveza) y 25 céntimos (botella de refresco de tamaño grande). Este coste se recupera cuando se devuelve el envase a las tiendas o a los supermercados. Estos últimos, por ejemplo, están dotados de maquinas de recogida de envases, que permiten devolver los envases y recuperar la cantidad de dinero equivalente.
El sistema de devolución de los envases – que en Alemania se llama pfand – ha logrado que hayan desaparecido botellas de vidrio o de plástico de las calles. Es prácticamente imposible encontrar restos de envases en los parques o en las calles, también porque, si no eres tú que dejas limpio el sitio, seguramente tu basura será recogida por otro – y son muchos los mendigos en Alemania que viven de esto – que recogerá los envases abandonados para llevarlos a una tienda y recibir el importe que le corresponde.
El sistema, en ambos casos, está funcionando muy bien ¿Porqué no tomar ejemplo?
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