Una función de tres horas de las que no te sobra ni un minuto. Son pocas las obras de teatro que te dejan extasiado, y aún menos si hablamos de obras tan largas, que pocos se atreven a montar.
No es el caso de Alfredo Sanzol, autor y director de teatro, y actualmente director del Centro Dramático Nacional, que con El bar que se tragó a todos los españoles, consigue algo único, con una obra excitante, a la vez seria e hilarante, y con un guión que comprende diálogos poéticos y filosóficos, que te obligan a reflexionar sobre los aspectos más obscuros de nuestra historia: la guerra civil española, el conservadurismo de la Iglesia y de una sociedad patriarcal, la emigración, las condiciones de los trabajadores, el racismo y la segregación racial. Todo esto enlazado a una poética historia de amor, que nos hace reflexionar sobre los afectos y sobre la vida.
Parece imposible tratar todas estas temáticas, es como aventurarse en un experimento teatral extremadamente peligroso, una apuesta atrevida que acaba siendo una obra preciosa donde todo encaja perfectamente.
Si se tratara de una película, estaría en todas las portadas, premiada con los mejores galardones. Una obra excelente de teatro, esta arte magnifica que puede trasmitir muchas más emociones que una pantalla, y que te da la posibilidad de vivirlas en vivo.
El reparto, un grupo de actores excelentes –Francesco Carril (Jorge Arizmendi, el protagonista de la obra), Natalia Huarte, Elena González, David Lorente, Nuria Mencía, Jesús Noguero, Albert Ribalta, Jimmy Roca y Camila Viyuela – juega en un continuo cambio de roles, entre escenas dramáticas y otras extremadamente hilarantes. Los actores no tienen miedo a romper la cuarta pared, y a dirigirse directamente al público, como en el momento del descanso, rogándole de volver puntuales, porque después de diez minutos llegará una llamada telefónica muy importante.
Jorge Arizmendi es un cura de treinta y tres años que decide dejar el sacerdocio y viajar a Estados Unidos para cambiar de vida. Allí, a la espera de la dispensa papal, perderá la virginidad, descubrirá el amor, conocerá a Carmen (Natalia Huarte), una chica española que se quedará embarazada y a quien pedirá el matrimonio. Una sucesión de aventuras que lo llevarán a enfrentarse a la realidad de su tiempo, la segregación racial de Estados Unidos, el encuentro divertido con Martin Luther King, el intento de conseguir la dispensa papal, enfrentándose a la corrupción de la Iglesia y de la sociedad de su tiempo.
Como aclaró el mismo director de la obra, “la historia de Jorge Arizmendi es la historia de un crecimiento y de una transformación personal que simboliza la historia de crecimiento y transformación personal de toda una sociedad”.