de PIERTONI RUSSO.

Este miércoles ha empezado la huelga de 48 horas convocada en toda España por el Sindicato de Estudiantes (SE) para oponerse a la reforma universitaria “3+2” planteada por el Ministro de Educación, Ignacio Wert, que quiere privatizar progresivamente la universidad pública, llegando a un sistema de enseñanza muy parecido al que existe en Estados Unidos, donde las universidades son principalmente privadas.

Una confirmación a estas sospechas llegó con las declaraciones de la secretaria de Estado de Educación, Montserrat Compendio, que hace unos días dijo que el sistema universitario actual “no es sostenible” y que se necesitan nuevas formas de financiación para la educación.

Esta reducción del grado universitario de cuatro a tres años, que el ministro Wert quiere implantar, está “vendido” por el gobierno como una posibilidad que tienen los estudiantes de graduarse en solo tres años, ahorrando un año de tasas universitarias y accediendo antes al mundo laboral. En cambio, todos los estudiantes, docentes y padres saben que esta reforma solo aumentará los gastos que cada estudiante tendrá que hacerse cargo para formarse de modo adecuado y para ser competitivo en este arduo mundo laboral.

Una reforma que puede reducir drásticamente el derecho al estudio de los estudiantes españoles, visto que solo una minoría podrá permitirse pagar los dispendiosos gastos universitarios necesarios para acceder a los másteres, que requieren el pago de matrículas que oscilan entre los 3.000 y los 12.000 euros.

El Sindicato de Estudiantes – en un comunicado oficial – subraya como en Estados Unidos “los estudiantes se tienen que hipotecar de por vida para conseguir un título” y teme que lo mismo pueda ocurrir en España.

El primer día de huelga ha logrado que el seguimiento a la protesta haya oscilado entre el 75 y el 90 por ciento, en las diferentes comunidades autonómicas.

Para el día 26 de febrero estaban convocadas más de 40 manifestaciones en toda España. En la de Madrid, que vio a miles de estudiantes manifestarse desde Atocha a la céntrica Puerta de Sol, se pidieron las dimisiones inmediatas del ministro, bajo el lema “Hijo del obrero a la universidad”.

Además, estudiantes y sindicatos recordaron la gravedad del primer ERE en una universidad pública española, que está afectando a 75 trabajadores de la Universidad Politécnica de Madrid.

En un momento extremamente delicado para la enseñanza en España, son otra vez los estudiantes los que pagan las consecuencias de una política de gobierno que ya lleva varios años interesada solo en encontrar beneficios en la educación, o por lo menos, en evitar destinar dinero público a un sector que – junto a los de sanidad y de cultura- ha sido increíblemente despreciado a lo largo de toda la legislatura de este gobierno Rajoy. Un gobierno que nunca ha entendido el enorme don de la cultura y de la educación, dos eternas fuentes de riqueza para el desarrollo y el crecimiento de una sociedad.