de Piertoni Russo.
Cada uno de nosotros que haya leído una novela, un fragmento, un artículo de Gabriel García Márquez está destinado a retornar eternamente con la mente al recuerdo de las maravillosas frases del escritor colombiano, hechizado por la magia de sus palabras, por la belleza de sus historias, por la fantasía presente en cada fragmento de sus obras.
El fallecimiento de Gabriel García Márquez, premio Nobel de Literatura en 1982 y autor de la novela Cien años de soledad, considerada una obra maestra de la literatura hispanoamericana y universal, es un acontecimiento que ha dejado un vacío enorme en todo el mundo hispanoamericano.
Con la muerte de Márquez hemos perdido la posibilidad de poder seguir esperando el nacimiento de una nueva “creación” extraordinaria por parte del escritor colombiano.
La vida en el pueblo de Macondo, la terquedad de José Arcadio Buendía, los inventos de Melquiades (Cien años de soledad), la vana esperanza del coronel (El coronel no tiene quien le escriba), los 22 metros y 11 centímetros de cabellos de Sierva María de Todos los Ángeles, que siguieron creciendo después de su muerte (Del amor y otros demonios). Cada historia es un mundo fantástico, donde los personajes suelen perderse, formando parte integrante de un universo que solo Gabo era capaz de contar. Un mundo del que los lectores se enamoraban, fascinados de estar inmersos en un cuento imaginario donde la irrealidad de la novela se mezclaba con los deseos del leyente y su anhelo por vivir en un lugar semejante. Un mundo que, en realidad, era mucho más real de lo que el lector se imaginaba.
En efecto, Gabo contaba la realidad, pero el lector no siempre conseguía advertir la realidad que inspiraba la novela y, a menudo, se perdía en este universo mágico. El mundo de Márquez es un mundo semejante al cotidiano, pero a la vez totalmente diferente de ello. La capacidad de camuflar la realidad siempre ha sido propia del escritor y, en un sentido más amplio, de toda la literatura suramericana, visto que las componentes de magia y mito están fuertemente presentes en las culturas de estos países.
Gracias a Márquez, la literatura hispanoamericana, conoció un nuevo estilo, del cual Gabo ha sido reputado el fundador: el realismo mágico, es decir la capacidad de contar la realidad, incluyendo en ella lo irreal como si fuera algo cotidiano y común.
Ya en los primeros años de su carrera, cuando Márquez se dedicaba casi exclusivamente al periodismo, siempre había señalado
Con el objetivo de ayudar a los jóvenes periodistas a aprender este difícil trabajo, y con la fuerte voluntad de estimular nuevas formas de hacer periodismo, fundó en 1994 la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI).
El mundo ha perdido un gran maestro, un escritor genial que nos ha dejado en herencia un patrimonio literario de valor inestimable .
Gracias maestro.
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