Los resultados de las elecciones del Parlamento Europeo 2024: el Reagrupamiento Nacional (RN) de Marine Le Pen arrasa en Francia y golpea con fuerza al Presidente de la República Francesa Macron, que decide disolver la Asamblea Nacional y convocar nuevas elecciones. Una decisión que abre las puertas del Eliséo a Marine Le Pen. En Alemania, la ultraderecha de Alternativa para Alemania (AfD) se convierte en el segundo partido más votado y amenaza el gobierno de Scholz. En Austria, el ultraderechista Partido de la Libertad (FPÖ) se convierte en el primer partido. En Italia, Hermanos de Italia de Giorgia Meloni consolida su liderazgo a nivel nacional. En Hungría, la derecha arrasa repartiéndose los votos los partidos de Orbán y del derechista y populista TISZA. En España, VOX mejora sus resultados, convirtiéndose en el tercer partido a nivel nacional.
Estos resultados tendrán consecuencias impresionantes en el nuevo Parlamento Europeo. Las fuerzas de ultraderecha aumentarán su poder decisional e influirán en las decisiones del nuevo Parlamento. El proyecto europeo no será derogado, sino reformado radicalmente desde dentro. Es verdad que los partidos europeístas siguen manteniendo la mayoría, pero tendrán que ceder a más pactos discriminantes para poder gobernar. El Pacto Migratorio, que se firmó a finales de 2023, imponiendo la línea de Meloni y Orbán, sólo es uno de los ejemplos de medidas racistas que se pueden volver a asumir en el futuro. Una Europa racista, antisolidaria, antidemocrática y antisocial. Nos estamos olvidando que todos somos seres humanos y que deberíamos ayudarnos y respetarnos. Sin embargo, el modelo nacionalista que se está imponiendo a nivel global, está condicionando radicalmente el pensamiento de nuestra sociedad. Se trata de un pensamiento egoísta y discriminador, que se ha convertido en el nuevo modelo a seguir, para jóvenes y desilusionados. Estamos creando una sociedad impasible, como ante el genocidio llevado a cabo por Israel, que está exterminado al pueblo palestino, o como en la defensa del negacionismo del cambio climático, en oposición a los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030.
Una Europa de muchos nacionalismos, donde se reivindica la soberanía nacional, oponiéndose a la integración europea. Y donde se atacan a las minorías étnicas y religiosas, y se defienden políticas restrictivas de inmigración, exigiendo la expulsión de los inmigrantes ilegales. Además, la apelación a la nostalgia y al pasado, y el empleo de un lenguaje simple y emocional, para conectar con la ciudadanía y convencerla de que se pueden encontrar soluciones simples a problemas muy complejos. El desinterés y la desilusión por la política por parte de los ciudadanos, está premiando a estos movimientos radicales, poniendo en peligro los valores culturales y los derechos humanos. Y la competitividad de esta sociedad capitalista nos hace olvidar que estamos hablando de seres humanos y no de objetos, y que cada persona debe ser tratada de una manera digna.
Hoy, en Europa, el sentimiento de humanidad es la mayor de las pérdidas.