Grecia se rebela en Berlín contra su destino

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de PIERTONI RUSSO.

El nuevo ministro griego de Finanzas, Yanis Varoufakis está viajando a Berlín para encontrar su homólogo alemán, Wolfgang Schäuble, en el desesperado intento de encontrar un acuerdo para renegociar la deuda del país helénico. A pocos días del encuentro, el gobierno alemán ya ha dejado claro que no cambiará su postura delante de las propuestas griegas, aclarando que no está dispuesto a tomarlas en consideración.

Sin embargo, desde 2010, año del primer rescate financiero al país heleno, la situación económica de Grecia no ha ido mejorando. La necesidad de cumplir las condiciones dictadas por la Unión Europea y por el Banco Central Europeo, obligación consecuente a la percepción de una ayuda externa de 315.000 millones de euros, no ha servido para mejorar la situación del pueblo griego. La tasa de desempleo ha ido subiendo, la situación económica del país sigue catastrófica, y Grecia lleva ya cinco años aceptando medidas drásticas impuestas por la Comisión Europea, que han llevado a recortes salariales sin precedentes, despidos continuos, y eliminación de los derechos laborales.

El cambio de gobierno recién ocurrido, con la llegada al poder en Grecia de la coalición de izquierda radical Syriza y de Alexis Tsipras, nuevo primer ministro del país, está asustando a la Eurozona, a Alemania y al Banco Central Europeo.

Tsipras ya no está dispuesto a cumplir con las obligaciones impuestas por el Europarlamento, con Angela Merkel que encabeza una coalición que no encuentra otra alternativa para Grecia, que seguir con intervenciones económicas que solo se basan en recortes interminables y ulteriores medidas de austeridad.
En cambio, el nuevo primer ministro griego ha prometido volver a contratar a los trabajadores estatales despedidos en el pasado, y aumentar el salario mínimo. Además, ha declarado que Grecia dejará de pagar la deuda, si no se renegocia la misma con condiciones más convenientes para el pueblo heleno. Tsipras, se ha empeñado a renegociar la deuda con sus homólogos europeos, no solo por el bien de Grecia, sino por el bien de todos los países de la Eurozona que se encuentran en condiciones económicas difíciles.

El líder de Syriza y el ministro de Finanzas Varoufakis, llevan ya varios días viajando por Europa para encontrar sus homólogos europeos y para conseguir un acuerdo que pueda ser positivo para todos. De momento perece que hayan encontrado un aliado en el gobierno francés, que está parcialmente a favor de la propuesta griega y confía en un nuevo acuerdo entre el nuevo gobierno heleno y la Unión Europea.

Sin embargo, las mayores hostilidades a la línea política de Syriza llegan desde Berlín, donde se ha promovido una repugnante política del desprestigio con respecto a Grecia, apoyada por una campaña de la prensa alemana que describe a este país como si solo estuviera poblado por evasores fiscales que exclusivamente se aprovechan de las ayudas europeas. Además, según las encuestas, la mayoría de los ciudadanos alemanes está a favor de la línea política adoptada por su gobierno, defensor principal de la política de austeridad.

Por último, es noticia de última hora, que el Banco Central Europeo ha comunicado que cortará la financiación a Grecia, ante las dificultades de este país para cerrar el rescate actual. Un claro ultimátum a Tsipras, para que cambie de actitud y se adecue a las amonestaciones de los potentes de la Unión Europea.
Parece evidente que la pérfida “madre” Europa no está dispuesta a ver reducir sus beneficios económicos y se prepara a echar a Grecia del euro. Pero Tsipras ha prometido a su pueblo que volverá a dar esperanza a las nuevas generaciones y que Grecia recobrará su dignidad. Un claro desafío a Angela Merkel y a su ineficaz política de austeridad.