de ALEJANDRO GARCÍA ARCE.

A las 6 de la mañana de este sábado 25 de Abril un terremoto de 7,9 grados de magnitud, según la escala Richter, ha asolado Nepal, más concretamente el seísmo se ha localizado en la capital y ciudad más importante, Katmandú, que tiene una población de casi un millón y medio de personas.

El balance hasta este momento no es nada alentador, más de 3.000 fallecidos y 6.000 heridos, sin contar los numerosos desaparecidos, en lo que es ya el peor terremoto desde hace más de 80 años.

Durante todo el fin de semana se han sucedido numerosas réplicas de una magnitud elevada, este domingo, sin ir más lejos, un temblor de 6,5 grados ha vuelto a estremecer el país que, sumado a la lluvia, están dificultando las tareas de rescate y aumentando el número de fallecidos y heridos.

El país ya ha pedido ayuda internacional debido a la precaria situación en la que se encuentra, los campamentos en los que la población se refugia son muy básicos, miles de personas se encuentran en la calle por miedo a que cedan los edificios y el mal tiempo está poniendo en serios apuros la llegada y salida de aviones del aeropuerto.

Los hospitales están desbordados y no son capaces de hacer frente a la incesante llegada de heridos que van apareciendo en trombas, el embajador de Nepal en la India comentaba ayer que “se están atendiendo pacientes en la calle debido al colapso en hospitales públicos y privados”.

Muchas carreteras están cortadas y abiertas debido al terremoto y las intensas lluvias y, pese a que muchos países ya se han movilizado para ofrecer ayuda humanitaria, les está resultando imposible llegar a la zona.

El funcionamiento de los teléfonos e internet es casi testimonial y el suministro eléctrico escasea, lo que hace que muchas zonas del país se encuentren incomunicadas y no podamos conocer el estado de la población.

Uno de los problemas más graves es la falta de agua potable, el agua corriente no funciona y las botellas de agua se cotizan como un bien de lujo, este hecho hace que las autoridades del país teman posibles enfermedades contagiosas, causadas por la baja salubridad y condiciones en las que se encuentran.

La zona del Everest, muy próxima al lugar del seísmo, ha sufrido numerosas avalanchas y ha provocado la muerte de decenas de alpinistas.

En contraposición a lo que se pudiera pensar, Nepal no es un país muy preparado para terremotos y tiene una planificación muy básica, algo que se está notando en este caso, se espera que catástrofes como la ocurrida este fin de semana puedan suponer punto de inflexión a la hora de modificar las medidas de seguridad en la construcción de los edificios en el país asiático.

De los españoles que se encuentran en el país, tanto residentes como turistas, unos 350 en total, la mayoría han sido contactados por el Ministerio del exterior y no consta que haya víctimas. Según palabras del propio ministro García-Margallo, explicó que sólo hay constancia de un herido por congelación en las manos y que ya ha sido trasladado a Katmandú.