El Estado Islámico ejecuta a 21 prisioneros cristianos egipcios en Libia

 

 

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de ALEJANDRO GARCÍA ARCE.

El Estado Islámico ha difundido un video en el que se muestra la decapitación de 21 cristianos egipcios que habían sido secuestrados en la costa libia entre finales de 2014 y comienzos de 2015, en otra ola de asesinatos que parece no tener fin en Oriente Próximo.

El vídeo, de unos 5 minutos de duración y titulado: “Un mensaje firmado con sangre para la nación de la cruz”, fue difundido en una cuenta de Twitter afín a la rama islamista más radical, en él se puede ver a los secuestrados, vestidos como reos con un mono de color naranja, conducidos por varios extremistas armados hasta una playa, dónde son obligados a arrodillarse y decapitados brutalmente.

La grabación, que utiliza varias cámaras y recursos propios de una película de terror, obra de la productora Al Hayat, propiedad del Estado Islámico, concluye con una imagen devastadora del mar libio ensangrentado y los terroristas haciendo alusión a la muerte de Bin Laden a manos de Estados Unidos con la frase: «Ocultasteis el cuerpo de Osama Bin Laden en el mar. Nosotros juramos por Alá que lo mezclaremos con vuestra sangre”.

Durante las horas posteriores a la publicación de este contenido no estaba confirmada la identidad de las víctimas pero el portavoz de la iglesia Ortodoxa, Bolos Halim, confirmó que las víctimas eran los 21 egipcios secuestrados en dos incidentes aislados en la ciudad libia de Sirte.

Son muchos los egipcios coptos (que profesan algún tipo de fe cristiana) que viven en Libia, ante la falta de perspectivas en su país de origen y, pese a la inestabilidad que se vive actualmente en el país del norte de África, se ven obligados a emigrar en busca de trabajo, siendo conscientes del riesgo que ello supone siendo cristianos.

Los portavoces del gobierno egipcio reconocieron su desconocimiento sobre la ubicación y estado en el que se encontraban los secuestrados, aunque si prometieron, en declaraciones del propio presidente del país, Abdelfatá al Sisi, que esta matanza será respondida de la manera “adecuada”, reservándose el derecho a vengar las muertes y exigiendo también una reacción internacional a través de los organismos pertinentes.

La situación que se vive en Libia es muy tensa ya que, después de las protestas de 2011 que desencadenaron en una guerra para derrocar el régimen de Muamar El Gadafi y que terminó con la muerte del mismo (se cree que a manos de los soldados rebeldes que le custodiaban), el país ha quedado sumido en una multitud de reinos controlados por milicias armadas, totalmente independientes del gobierno central y que, en algunas regiones, profesan una ideología islamista radical, como en la zona dónde se ha llevado a cabo esta atrocidad.

Los Estados Unidos, por su parte, ya han condenado públicamente estos actos, calificándolos, desde la misma Casa Blanca, como “una despreciable y cobarde ejecución”, dando sus condolencias a las familias y ofreciendo su apoyo al gobierno egipcio en esta lucha.

En los próximos días se prevé un viaje por parte del ministro de exteriores de Egipto para reunirse con el Consejo de Seguridad de la ONU y planificar las reacciones a estos asesinatos y al horror que se vive en África y Oriente por la expansión de la violencia islámica extremista que parece no encontrar oposición y que se está convirtiendo, a todas luces, en un problema de seguridad a nivel mundial.