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Ana Wagener: “El gobierno debería entender que la cultura no es un lujo, sino una necesidad”

 

 

 

 

 

 

 

La Turca + EnREDados.

Galardonada en 2011 con el premio Goya como mejor actriz de reparto en La voz dormida, y ahora en las salas cinematográficas con su último película Contratiempo, Ana Wagener se deja entrevistar por nuestra revista y nos cuenta la complejidad del trabajo del actor.

 

Acaba de salir tu nueva película, el thriller Contratiempo. ¿Qué quieres contarnos sobre esta película?

Empezamos por el proceso que fue largo y bastante exigente, porque tenía un papel que necesitaba una preparación técnicamente muy alta porque el personaje lo exigía. mi personaje es de una mujer, abogada de alto standing, que no deja lugar a la duda, a ningún tipo de error; es totalmente implacable e impecable. Me tuve que preparar para poder asumir este personaje. Se formó un equipo bastante potente, estuve con un entrenador, quité peso para que el personaje fuera más seca y el resultado realmente fue una sorpresa. Desgraciadamente, el cine español en este país tiene poco sitio y poco tiempo. Una película aguanta en los cines un par de semanas, salvo que sea un boom como, por ejemplo, los Ocho apellidos vascos. Esta película, dentro del género de thriller, ya lleva bastante tiempo en la cartelera española y ha recibido una gran acogida por parte del público. Para mi, ha sido una gran oportunidad y ha sido porque todo un reto. El rodaje fue muy duro, pero realmente me lo pasé muy bien.

En 2011 ganaste un premio Goya como mejor actriz de reparto con La voz dormida. ¿Ganar un Goya puede cambiar la vida profesional de un actor? En tu caso, ¿qué ha cambiado?

Es un poco una leyenda urbana esto de que ganar un Goya cambia la vida de un actor. Un Goya te pone cara en el panorama cinematográfico. Hay muchos productores que de pronto te reconocen y a la hora de negociar para un proyecto, los actores que han ganado un Goya se tienen más en cuenta porque son caras que se han hecho un poco más conocidas. Hablo de mí que soy un actriz no excesivamente popular. Me considero una actriz reconocida, pero no popular. Creo que al día siguiente hay que levantarse y reinventarse, porque hay actores que se pasan de moda y es complicado. En esta profesión, siempre tienes que estar respaldado con ahorros porque luego puedes pasarte un año sin trabajar. Y conozco casos de compañeros, incluso que son muy conocidos.

Además del cine, has actuado en muchísimas obras de teatro. Ahora, por ejemplo, estás de gira con Hamlet. ¿Prefieres trabajar en el cine o en el teatro? ¿Qué es más interesante para ti? ¿En qué se distinguen y cómo cambia la forma de actuar?

Con Hamlet acabamos ahora la gira que nos ocupó todo el año pasado. Personalmente, empecé en el teatro y es lo que me alimenta el alma. Respiro como actriz en el teatro y creo que es la esencia pura del actor. En el teatro no hay segundas tomas. Empieza la función, tienes el público delante, es un momento único. Tú vas a una función un jueves y es distinta de la del viernes. Cada día que subes a un escenario es un momento único que estás en comunión con la gente que ha decidido ir a verte. Es súper exigente para el actor, mucho más exigente que el cine o la televisión. En la televisión –por ejemplo- si de pronto te toca participar en una serie con un personaje protagonista o fijo, no tienes vida. Te levantas a las cinco de la mañana, tienes que ir a un plató, llegas a tu casa muerta, te pones a repasar lo del día siguiente, etc.

Yo prefiero combinar. Este año he hecho cine, he hecho mucho teatro, he hecho Hamlet, he hecho la Voz humana, que ha sido un monólogo que estrené en diciembre de 2016, y ahora voy a empezar con una serie de televisión. Pero, sin teatro no podría estar; por lo menos una función al año tengo que hacer. Además, entre cine y teatro, cambian también mucho los tiempos de producción, son muy diferentes. En el teatro siempre son cuarenta y cinco días de ensayo, con un día de descanso a la semana. A partir del día cuarenta y cinco, se hacen tres o cuatro días de funciones previas, y luego empiezan las representaciones. En el cine, funciona de otra forma: te llaman, haces una prueba, te dan un guión, el director plantea ensayos con los actores y llegas al día del rodaje. El rodaje tiene distintas duraciones, depende del presupuesto.  En el caso de Contratiempo fueron nueve semanas, normalmente en España son cinco o seis semanas, salvo en algunas excepciones que suelen tener trece semanas.

Cuando te asignan un personaje ¿intentas personalizarlo de alguna forma? ¿Cuánto hay de Ana Wagener en los personajes que has interpretado?

Creo que todos tenemos algo de todos los personajes. Así que lo busco dentro de mí. Lo que intento es trabajar con mi tejido emocional. Evidentemente, hay algunos personajes que te obligan a tener una composición externa, que andan o se comportan de una forma que no tiene nada a que ver conmigo. Por ejemplo, el personaje de Contratiempo viste de una forma y se mueve en un estatus que no es el mío. Yo a esto el llamo “composición física”. Creo que cuanto más se acerque a mis emociones y a mis sentimientos, más directamente llegará al espectador. Yo debo crear este personaje, la gente se lo tiene que creer. Debe llegar al público, el público no debe ver a Ana Wagener, sino al personaje.

¿Con qué director/a o actor/actriz te has encontrado más a gusto trabajando? y ¿con quién te gustaría trabajar y todavía no has tenido la posibilidad de hacerlo?

Un montón. He tenido una suerte tremenda. Tengo a tanta gente maravillosa por el camino. Tengo Achero Mañas por El Bola, por ejemplo. En esta película me sentí maravillosamente.  También Belén Macías en El patio de mi cárcel, Benito Zambrano en La voz dormida, o cuando hice El séptimo día con Carlos Saura. En esta película me sentía muy pequeña porque en aquella época estaba rodeada de un equipo de nivel y tenía menos experiencia. Cuando conocí a Saura, intuí que todos tenemos los mismos miedos y las mismas dudas. Es un hombre muy humano y muy cercano. Elegir a alguien me cuesta mucho trabajo. Lo que te puedo decir es que no hay nadie con el que me arrepiento haber trabajado. Personalmente, si puedo elegir, me interesa mucho el reparto y la dirección, porque cuando te metes en una película o una obra de teatro, compartes mucho tiempo con los demás y se crea como una familia o un micro-mundo.

Me gustaría trabajar con uno que voy a trabajar por cierto este verano. Se llama Cesc Gay, el director de Truman,  y voy a hacer una serie con él que se llama Félix. Me gusta también mucho Fernando León de Aranoa, y me gustaría trabajar con Isabel Coixet.

Tu profesión parece muy bonita, pero ¿qué sacrificios conlleva?

Muchísimos. Si te quieres dedicar a esto, tienes que dejar muchas cosas por el camino. La vida de un profesional es muy difícil.  Es difícil tener tus relaciones, tu familia. Poder combinarlo todo es muy complicado. Tienes que tener la cabeza muy bien amueblada. Somos muy vulnerables. Estamos trabajando y estamos muy felices, pero de pronto el teléfono se para, nadie te llama y te quedas en casa sin trabajar, y todo te afecta en todos los ámbitos de tu vida. Te crees que la culpa es tuya, que no sirves para nada. Y no hablo solo de gente que acaba de empezar, hablo de gente que lleva mucho tiempo en la profesión. Yo tengo fases de mi vida en que pienso que mi momento se me ha pasado. Luego te llama y te crees que el momento acaba de empezar. Es duro a nivel psicológico y tienes que estar siempre preparado, entrenando, reciclándote como profesional, haciendo cursos y talleres. Además, no puedes plantear nada a largo plazo. Yo he perdido billetes de avión y he tenido que cancelar vacaciones porque de repente me han salido trabajos.  Siempre tenemos que estar en stand by, en alerta de cara a la carrera. Es dura, pero luego hay cosas preciosas y maravillosas, como hacer lo que tú amas, y a mi me parece una suerte.

¿Cómo ha cambiado el cine español en estos últimos años?

Ha cambiado para bien. Está saliendo gente maravillosa. Por ejemplo, no sé si habéis visto la película de Raúl Arévalo que es un actor “joven” y que de pronto nos sorprende con una película como Tarde para la ira que me parece un peliculón. Esta película la firma Clint Eastwood y se llenan los cines. Otro peliculón es Que Dios nos perdone. Está saliendo un montón de gente buenísima, que trabaja con unas condiciones muy limitadas, que a veces acepta más un trabajo porque le gusta el proyecto, que por el sueldo que cobra. Así que el cine, por la parte nuestra de los profesionales, creo que estamos asomándonos a un sitio con un horizonte muy importante y bello. Por parte del gobierno y de la gente que debería de apoyar esta industria del cine, creo que se está quedando esta balanza muy abajo y deberían espabilar. Por ejemplo, si hablamos de otro sector, el del doblaje, debéis saber que de hecho estamos en huelga porque está bloqueado el convenio desde 1997 y no se ha modificado absolutamente nada. Yo combino mi doblaje con teatro y otras cosas, pero tengo compañeros que viven del doblaje, y cuesta muchísimo trabajo pagar un alquiler o una hipoteca y mantener una familia doblando, porque no se cobra tanto como la gente piensa. Yo por ejemplo estoy doblando a Medical Crime y el pasado miércoles hubo un día de paro y paró el 99% de la gente. Los empresarios tienen que entender que no se puede estar tantos años sin modificar un convenio.

El cine español ha sido afectado por los recortes en la cultura de estos últimos años y por la subida del IVA. ¿Si tuvieras la posibilidad y el poder para cambiar las cosas, qué medidas tomarías a favor de la cultura?

Tomaría medidas muy drásticas. De momento bajaría el IVA del 21%  que lo llevamos mucho tiempo arrastrándo, y creo que hay un problema de filosofía de base, el gobierno debería entender que la cultura no es un lujo, sino una necesidad de los ciudadanos. La cultura educa a la gente y crea conciencia, abre mentes.  El cine y la televisión no son un artículo de lujo. En otros países como en Francia se intenta potenciar los propios actores, en España no. Talento sobra en este país, en todos los ámbitos: guionistas, directores, escenógrafos. Tenemos gente muy buena. Esta es una industria que da dinero e incluso el gobierno gana dinero con nosotros. Gana más de lo que da. Deberían de planteárselo un poco.

Acaba de salir tu última película. ¿Estás trabajando ya en otro nuevo proyecto cinematográfico?

Estoy a la espera de una respuesta para un proyecto cinematográfico, pero hasta que no me la den….soy un poquito supersticiosa. Espero que sí, pero no voy a decir nada. De momento, lo que tengo claro es lo de Cesc Gay. Además, en julio iré a Mérida a actuar en el festival de teatro con La Orestíada, una tragedia griega. Esto me apetece mucho, porque nunca he ido a Mérida y nunca he hecho una tragedia griega.

Para terminar, ¿consejos para alguien que quiera ser actor? ¿Qué le dirías a quien quiera dedicarse a esta profesión?

Le diría ante todo que se asegure que su vocación es real porque es importante. Es una carrera bastante dura, y uno tiene que estar preparándose continuamente, teniendo mucha paciencia y humildad porque tendrá que comerse unos cuantos marrones importantes. Esta profesión te está poniendo siempre a prueba.

laturca

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